La travesía de las vocales


Había una vez en el país de las letras, un lugar mágico donde convivían las vocales y las consonantes en armonía.

Las vocales eran cinco hermanitas: A, E, I, O y U, que siempre se llevaban muy bien entre ellas y disfrutaban de pasear juntas por el abecedario. Un día decidieron aventurarse más allá de su territorio y explorar la tierra de las consonantes. Al principio, todo parecía ir bien.

Las vocales caminaban despreocupadas por los senderos de palabras formadas por consonantes cuando de repente se encontraron con la letra R. La letra R era muy ruidosa y brusca, no le gustaba compartir el camino con nadie más que no fuera ella misma.

- ¡Fuera de mi camino, vocales! -gritó la letra R con rudeza. Las vocales se sintieron intimidadas pero decidieron mantener la calma y seguir su camino. Pronto se toparon con la letra S, quien era muy silenciosa y reservada.

- Hola vocales, yo soy la letra S. No soy tan brusca como la R, pero a veces puedo sonar un poco fuerte al finalizar algunas palabras -dijo la S tímidamente.

Las vocales agradecieron a la letra S por su amabilidad y continuaron su recorrido. De repente apareció la letra L, quien les contó historias fascinantes sobre palabras largas y complejas que formaba junto a las demás consonantes.

- ¡Qué interesante es aprender sobre todas estas combinaciones de letras! -exclamó emocionada la vocal E. Pero justo cuando estaban sumergidas en sus conversaciones educativas, apareció la temida Z. La Z era conocida por ser una letra difícil de manejar debido a su pronunciación aguda e impredecible.

- ¡Cuidado queridas vocales! Si me combinan mal pueden llevarse una sorpresa desagradable al leer una palabra -advirtió amenazante la Z.

A pesar del susto momentáneo, las valientes vocales decidieron enfrentar el desafío y aprender cómo interactuar con todas las consonantes para formar palabras significativas y coherentes. Con cada encuentro inesperado iban adquiriendo nuevos conocimientos lingüísticos que fortalecían su amistad y cooperación entre ellas.

Finalmente, regresaron al abecedario habiendo vivido una experiencia enriquecedora que les recordó lo importante que es trabajar juntas para comunicarse eficazmente. Desde ese día en adelante, las vocales valoraron aún más su papel fundamental en la creación de palabras junto a las consonantes, promoviendo así una convivencia pacífica y respetuosa en el maravilloso mundo de las letras.

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