La travesía de Leticia y Pedro



Leticia y Pedro eran dos amigos inseparables que vivían en una pequeña isla del Pacífico. Un día, se dieron cuenta de que necesitaban cruzar el océano para visitar a la abuela de Leticia en América del Sur.

"¿Cómo podemos hacerlo?", preguntó Leticia preocupada. "Podemos construir un bote", respondió Pedro con entusiasmo. Así fue como comenzaron a trabajar juntos para construir su propia embarcación. Pasaron días enteros cortando madera, martillando clavos y lijando los bordes afilados.

Finalmente, después de mucho esfuerzo y dedicación, el bote estaba listo para zarpar. Leticia y Pedro estaban emocionados por su aventura, pero también un poco nerviosos por lo desconocido que les esperaba en alta mar.

"¡Vamos a hacerlo!", exclamó Pedro tratando de animar a su amiga. Y así fue como comenzaron su travesía por el Pacífico.

Durante los primeros días todo parecía ir bien: tenían suficiente comida y agua para sobrevivir y el clima era cálido y soleado. Pero pronto se encontraron con una tormenta terrible que amenazaba con hundir su pequeño bote. "¡Esto es peligroso! ¡No sé si podemos seguir adelante!", gritó Leticia asustada mientras las olas sacudían la embarcación sin piedad.

Pero Pedro no perdió la calma ni la esperanza.

Él sabía que debían luchar contra las adversidades si querían alcanzar su objetivo:"¡No te rindas, amiga! ¡Juntos podemos superar cualquier obstáculo!"Así que trabajaron juntos para mantener el bote a flote y resistir la furia del mar. Pasaron días difíciles, pero finalmente llegó un momento en que las aguas se calmaron y pudieron ver la costa de América del Sur a lo lejos.

"¡Lo logramos!", gritó Leticia emocionada al ver su destino tan cerca. "Sí, lo hicimos", dijo Pedro con una sonrisa de orgullo en su rostro. Después de muchos días de navegación, finalmente llegaron a tierra firme.

Fueron recibidos por la abuela de Leticia con los brazos abiertos y les ofreció un lugar donde quedarse mientras disfrutaban de sus vacaciones en Sudamérica. "Gracias por todo, Pedro", dijo Leticia mirando a su amigo con gratitud.

"No hay nada que agradecer", respondió él sonriendo. "Los amigos siempre están ahí para ayudarse mutuamente". Y así fue como Leticia y Pedro aprendieron que si trabajan juntos pueden superar cualquier desafío.

Su aventura por el Pacífico les enseñó la importancia de perseverar ante las dificultades y nunca rendirse ante los obstáculos.

FIN.

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