La travesía de Tito y Martina



Había una vez, en un tiempo muy lejano, dos amigos llamados Tito y Martina. Vivían en una pequeña tribu del Paleolítico, donde todos eran nómadas y vivían en cuevas.

Tito y Martina eran muy curiosos y siempre estaban buscando nuevas aventuras. Un día, mientras exploraban la zona cercana a su cueva, descubrieron unas pinturas rupestres en las paredes de una cueva vecina.

Estaban maravillados por los dibujos de animales que habían sido hechos hacía miles de años atrás. - ¡Mira Tito! - exclamó Martina emocionada - ¡Estas pinturas nos cuentan historias del pasado! Desde ese momento, Tito y Martina se convirtieron en grandes admiradores del arte rupestre y comenzaron a hacer sus propias pinturas utilizando pigmentos naturales.

Sin embargo, aunque disfrutaban mucho de su vida como nómadas cazando animales y pescando para sobrevivir, también empezaron a sentir curiosidad por la idea de tener un hogar fijo.

Así que decidieron visitar a una tribu neolítica que vivía cerca. Cuando llegaron al poblado neolítico, quedaron asombrados por lo que vieron: casas construidas con piedra y barro, huertos donde cultivaban alimentos como trigo y cebada e incluso tenían animales domesticados como cabras y ovejas.

- ¡Esto es increíble! - exclamó Tito - Podemos tener un hogar fijo aquí y cultivar nuestros propios alimentos. Martina sonrió emocionada ante la idea de establecerse en un lugar. Decidieron hablar con los habitantes del poblado y les explicaron su deseo de quedarse.

- ¡Bienvenidos! - dijo el líder del poblado neolítico - Estamos encantados de tener nuevos miembros en nuestra comunidad.

Tito y Martina se establecieron en una hermosa casa hecha de piedra y barro, comenzaron a cultivar sus propios alimentos y aprendieron a hacer cerámica para almacenar agua y alimentos. Pero la historia no termina aquí. Un día, mientras exploraban la zona cercana al poblado, Tito encontró algo brillante enterrado en el suelo.

Era una herramienta de metal, algo que nunca habían visto antes. - ¡Martina, mira lo que encontré! - gritó Tito emocionado.

Juntos llevaron la herramienta al líder del pueblo neolítico quien les explicó que estaban entrando en la Edad de los Metales, donde las herramientas serían aún más eficientes que las hechas de piedra o hueso.

Tito y Martina decidieron aprender más sobre este nuevo material e incluso empezaron a comerciar con otras tribus vecinas, intercambiando sus productos por otros objetos valiosos como joyas o telas finas. Con el tiempo, Tito y Martina se convirtieron en grandes expertos en trabajar el metal y ayudaron a su comunidad a prosperar.

Pero nunca olvidaron sus raíces nómadas ni dejaron de apreciar las maravillas del Paleolítico y el Neolítico. Y así fue como dos amigos curiosos se aventuraron desde el Paleolítico hasta la Edad de los Metales, descubriendo nuevas formas de vivir y aprendiendo a valorar todo lo que el pasado les había enseñado.

FIN.

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