La travesía en el desierto


Había una vez tres amigos muy locos y aventureros llamados Tito, Nacho y Juana. Un día decidieron hacer una excursión al desierto para explorar y divertirse. Todo iba bien hasta que se dieron cuenta de que estaban perdidos.

No sabían cómo volver al camino principal y tampoco tenían mucha agua ni comida. -¡Qué vamos a hacer! ¡Estamos perdidos en el medio del desierto! -exclamó Tito, preocupado.

-No podemos perder la calma, tenemos que pensar con claridad -dijo Nacho tratando de tranquilizarlos. -Pero ¿cómo vamos a sobrevivir sin agua ni comida? -preguntó Juana angustiada. Los tres amigos comenzaron a caminar por el desierto buscando alguna señal que los guiara hacia la salida.

Pero después de varias horas caminando bajo el sol abrasador, empezaron a sentirse cansados y desanimados. -¿Y si nunca encontramos la salida? -dijo Tito con tristeza. -Nunca pierdas la esperanza, siempre hay una solución -respondió Nacho animándolo.

De repente, escucharon un ruido extraño cerca de ellos. Era un grupo de camellos salvajes que se acercaban rápidamente hacia ellos.

Los amigos se asustaron mucho pensando en lo peor pero los camellos no les hicieron nada malo sino todo lo contrario: uno de ellos llevaba un pequeño barril lleno de agua fresca colgado en su cuello. -¡Miren eso! Parece una señal divina -exclamó Juana sorprendida mientras los camellos seguían pasando junto a ellos rumbo a algún lugar desconocido.

Los amigos tomaron la botella y bebieron agua fresca hasta saciar su sed. Luego, decidieron seguir caminando con más fuerza y esperanza de encontrar una salida.

Después de un rato, encontraron un oasis en medio del desierto donde pudieron descansar a la sombra de los árboles y comer algunas frutas que encontraron allí. -¡Qué alivio! Pensé que nunca saldríamos de aquí -dijo Tito aliviado mientras se sentaba en el suelo.

-Recuerden siempre tener fe y esperanza, nunca sabemos cuándo podemos recibir ayuda inesperada -agregó Nacho sonriendo. Después de unos días caminando, finalmente encontraron el camino principal que los llevó a casa sanos y salvos.

Los tres amigos aprendieron una gran lección sobre la importancia de mantenerse positivos ante las adversidades y confiar en que siempre hay una solución para cada problema.

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