La travesura bondadosa de Laura


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Feliz, una familia muy especial. En esta familia vivían papá, mamá y tres hermanos: Juan, el mayor; Sofía, la del medio; y Laura, la más pequeña.

Laura era una niña muy traviesa y divertida. Siempre encontraba la manera de hacer reír a todos con sus ocurrencias. Pero lo que más destacaba de Laura era su gran corazón.

Siempre estaba dispuesta a ayudar a los demás y se preocupaba por el bienestar de todos. Un día, mientras jugaban en el parque del pueblo junto a sus amigos, Laura notó que había un árbol al que le faltaban muchas hojas.

Se acercó curiosa al árbol y comenzó a preguntarse qué podría hacer para ayudarlo. - ¡Chicos! - exclamó emocionada -.

¡Tenemos que salvar este árbol! Sus amigos no entendieron muy bien por qué estaba tan emocionada por un simple árbol sin hojas, pero decidieron apoyarla en su misión. Laura se acercó al árbol y le habló con ternura:- No te preocupes, querido árbol. Vamos a encontrar la manera de hacerte sentir mejor. Todos juntos comenzaron a buscar soluciones para ayudar al árbol enfermo.

Decidieron regarlo todos los días para asegurarse de que tuviera suficiente agua. Además, cada uno trajo semillas diferentes para plantarlas cerca del árbol y así darle compañía. Pasaron los días y poco a poco el árbol empezó a recuperarse.

Las ramas desnudas comenzaron a llenarse nuevamente de hojas verdes y hermosas. El árbol sonreía de alegría. Pero la historia no termina aquí. Un día, mientras Laura caminaba por el parque, encontró a un pajarito herido en el suelo.

Sin dudarlo, lo recogió con cuidado y decidió llevarlo a casa para curarlo. Laura le dio al pajarito un lugar cálido donde descansar y se aseguró de que tuviera suficiente comida y agua.

Lo cuidó con mucho amor hasta que finalmente el pajarito pudo volar nuevamente hacia la libertad. La noticia sobre la valentía y generosidad de Laura se extendió rápidamente por todo el pueblo.

Las personas empezaron a acercarse a ella cuando necesitaban ayuda o simplemente una sonrisa. Laura se convirtió en una inspiración para todos los habitantes de Villa Feliz. Aprendieron que incluso las acciones más pequeñas pueden marcar una gran diferencia en la vida de los demás.

Desde ese día, Laura continuó ayudando a cuantas personas y animales lo necesitaran. Siempre estaba dispuesta a escuchar, brindar apoyo y hacer reír a todos con su gran sentido del humor.

Y así, gracias al espíritu travieso pero noble de Laura, Villa Feliz se convirtió en un lugar aún más especial donde reinaba la amistad, el amor y la solidaridad entre sus habitantes.

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