La travesura de la gatita Lola



En un barrio tranquilo, vivía una gatita llamada Lola. Era una gata muy curiosa y juguetona, siempre andaba buscando travesuras para hacer. Un día, mientras su dueña estaba ocupada cocinando, Lola decidió explorar la casa en busca de diversión.

En su travesía, encontró un ovillo de lana que había dejado olvidado en el rincón del living.

Sin pensarlo dos veces, la traviesa gatita agarró el ovillo y comenzó a jugar con él, corriendo de un lado a otro y enredándose cada vez más en la lana. De repente, se escuchó un estruendo y la dueña de Lola entró a la habitación. Al ver el desastre, exclamó: "¡Lola, qué has hecho!".

Lola miró la escena con ojitos culpables, sabía que se había metido en un lío. Su dueña respiró profundamente y le explicó a Lola lo peligroso que era enredarse en la lana y lo importante que era no jugar con objetos peligrosos.

Desde ese día, Lola aprendió a ser más cuidadosa y a buscar juguetes seguros para divertirse. Aprender de los errores es parte del crecimiento, y Lola entendió que la travesura excesiva podía traer consecuencias negativas.

A partir de entonces, Lola se convirtió en una gatita más responsable y atenta, siempre buscando aventuras seguras y divertidas para disfrutar junto a su dueña.

FIN.

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