La Última Clase
Era una noche oscura y tormentosa en la Escuela Primaria San Gabriel. Los maestros se habían quedado después de clases para preparar las actividades del día siguiente. Entre risas y charlas, no se dieron cuenta de que algo malévolo acechaba en las sombras.
De repente, un viento gélido recorrió los pasillos. La luz parpadeó y una figura oscura apareció en la entrada del aula.
"¡Buenas noches, queridos maestros!" - dijo la figura con una voz profunda y siniestra. Era un demonio, cubierto de sombras y con ojos que brillaban como brasas.
"¿Quién sos y qué querés de nosotros?" - preguntó la directora, tratando de mantener la calma.
"Soy un guardián de la sabiduría... pero de una sabiduría oscura. He venido a llevarme lo que me pertenece: su conocimiento y sus almas."
Los maestros, aunque aterrados, decidieron enfrentarlo.
"No te tenemos miedo. Somos educadores, luchamos por el conocimiento y la bondad" - dijo don Carlos, el profesor de matemáticas.
El demonio soltó una risa burlona.
"Entonces, veamos cuán valientes son en su última lección...."
Y así, comenzó. Uno a uno, el demonio fue desmembrando a los maestros, despojándolos de su conocimiento y haciéndolos olvidar lo que tanto amaban. Pero cada vez que uno caía, los otros se unían más.
"¡No podemos rendirnos! ¡Nuestros alumnos nos necesitan!" - gritó la profesora Ana, la de lengua y literatura.
A medida que el demonio se alimentaba de su miedo, se volvió más fuerte, pero también más arrogante. Los maestros, desafiándolo, comenzaron a recordar lo que realmente importaba: el amor por sus alumnos y la dedicación a la enseñanza.
"¡No puedes llevarnos! ¡Nuestro poder radica en nuestra unidad!" - exclamó don Carlos, y al mismo tiempo todos los maestros levantaron sus manos.
En ese momento, una luz brillante llenó el aula y el demonio comenzó a retroceder, gritando.
"¡No! ¡Esto no puede estar sucediendo!" - y en un susurro de luz, desapareció en las sombras de la noche.
Los maestros se miraron entre sí, perplejos pero aliviados. Habían superado una prueba terrible, donde el conocimiento se convirtió en su arma.
"Hicimos lo correcto, el amor y la unidad siempre triunfan" - dijo Ana, sonriendo.
A partir de esa noche, la Escuela Primaria San Gabriel se convirtió en un lugar aún más especial, con historias aterradoras que contar a sus alumnos, pero enseñando siempre que la unión y el amor pueden vencer cualquier mal.
Y así, cada año, celebraban una "noche de historias" donde contaban a los pequeños lo valioso de aprender y estar juntos.
El demonio pudo haber desmembrado sus cuerpos, pero nunca podría destruir su espíritu ni su pasión por la educación.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado... hasta la próxima noche oscura.
FIN.