La uraca valiente


Había una vez en un parque, una uraca muy juguetona que siempre estaba buscando a alguien con quien jugar. Un día, se encontró con un perro callejero que vagaba por el parque sin rumbo fijo.

La uraca no tuvo miedo y se acercó al perro para saludarlo: "Hola amigo, ¿quieres jugar conmigo?" -dijo la uraca. El perro miró a la uraca de arriba abajo y respondió: "No sé si puedo jugar contigo, eres demasiado pequeña".

Pero la uraca no se dio por vencida y le dijo al perro: "No importa si soy pequeña, ¡todavía podemos divertirnos juntos!". Así comenzaron su amistad. Jugaban juntos todos los días en el parque.

La uraca saltaba sobre las ramas de los árboles mientras el perro corría detrás de ella. Juntos recolectaban palos y hojas para construir sus nidos y refugios. Un día, mientras jugaban cerca del lago del parque, el perro cayó al agua y comenzó a ahogarse.

La uraca rápidamente voló hacia él y lo picoteó en la cara hasta que logró sacarlo del agua. El perro estaba asustado pero agradecido. Le dijo a la uraca: "Gracias por salvarme la vida amiga".

Desde ese día en adelante, el perro comprendió que no debía subestimar nunca más las habilidades de otros solo por su tamaño o apariencia física. La moraleja de esta historia es que no debemos juzgar a los demás por su apariencia o tamaño.

Todos somos diferentes y tenemos habilidades únicas que nos hacen especiales. Debemos aprender a valorar y respetar las diferencias de los demás para poder tener verdaderas amistades.

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