La Vaca Coqueta y sus Amigos



Había una vez, en un hermoso campo verde lleno de flores, una vaca muy coqueta llamada Clarita. Clarita pasaba sus días mirando su reflejo en el estanque, admirando sus manchas blancas y negras, y decorando su cuello con coloridos collares de flores.

Un día, mientras se arreglaba, su amigo el gallo Ramón la interrumpió.

-Ramón: "¡Clarita! ¡Deja de mirarte y ven a jugar!"

-Clarita: "¡Espera, Ramón! ¡Estoy casi lista!"

Cuando Clarita finalmente se unió a los demás animales del campo, la oveja Sofía y el pato Pipo le dijeron:

-Sofía: "¡Qué bonita estás hoy, Clarita!"

-Pipo: "¡Esa corona de flores te queda perfecta!"

-Clarita, llena de orgullo, sonrió y dio una vuelta.

-Clarita: "¡Gracias, amigos! Me encanta parecer bonita."

Pero a medida que pasaban los días, Clarita se dio cuenta de que a veces se olvidaba de lo que era realmente importante. Un día, las nubes cubrieron el cielo y las lluvias empezaron a caer.

-Ramón: "¡Clarita! ¡Debemos ayudar a los animales que están en el corral!"

-Sofía: "La lluvia ha llenado el barro en el camino, ¡pueden resbalarse!"

Clarita, al ver que su imagen reflejada se ensuciaba, dudó.

-Clarita: "Pero, ¡me podría ensuciar mi collar de flores!"

-Pipo: "Pero tus amigos necesitan tu ayuda, Clarita. La amistad es más importante que la apariencia."

Después de pensarlo un momento, Clarita decidió ayudar a sus amigos. Se puso a trabajar junto a ellos, empujando barro y ayudando a los demás animales a salir del corral.

-Ramón: "¡Eso es, Clarita! ¡Alto allí y empuja con todas tus fuerzas!"

-Sofía: "¡Juntos podemos hacerlo!"

Cuando terminaron, todos estaban cansados, pero felices. El sol volvió a brillar y el campo se veía resplandeciente.

-Clarita miró a su alrededor y vio que sus amigos también habían manchado sus pelajes.

-Clarita: "¡Chicos! ¡Estamos todos llenos de barro!"

-Pipo: "Puede que sí, pero lo más importante es que hemos ayudado y trabajado juntos."

Clarita sintió una gran felicidad por lo que habían logrado juntos. Entonces, se dio cuenta de que ser coqueta estaba bien, pero también lo era ayudar a los demás.

-Clarita: "¡Nunca me había sentido tan feliz! ¡Voy a hacer más cosas por mis amigos!"

Y así, a partir de ese día, Clarita comenzó a dedicar una parte de su tiempo a ayudar a sus amigos del campo, mientras que también se aseguraba de verse bien. Aprendió que la verdadera belleza no estaba solo en su apariencia, sino en ser amable y estar presente para quienes realmente importan.

Desde entonces, el campo se llenó de risas y mucha amistad. Clarita nunca dejó de ser coqueta, pero entendió que ser generosa y ayudar a los demás la hacía aún más hermosa.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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