La valentía bajo la tormenta
Había una vez un hermoso hotel llamado Metropol, que se encontraba en la costa de Argentina. Era famoso por su lujo y comodidades, y muchas personas lo elegían como destino para sus vacaciones.
Un día, una terrible tormenta azotó la ciudad donde se encontraba el hotel. Los fuertes vientos derribaron árboles y las lluvias torrenciales inundaron las calles. El Hotel Metropol no fue una excepción, ya que el agua comenzó a entrar rápidamente por todas partes.
Los empleados del hotel entraron en pánico mientras intentaban evacuar a los huéspedes.
Pero justo cuando pensaban que todos estaban a salvo, se dieron cuenta de que faltaba alguien muy especial: Mateo, un niño de 10 años que estaba hospedado allí con su familia. El gerente del hotel, Don Ramón, decidió ir en busca de Mateo a pesar del peligro. Nadando entre los pasillos llenos de agua y escombros, llegó hasta la habitación donde se alojaba el niño.
Al abrir la puerta, Don Ramón encontró a Mateo asustado pero valiente en medio de la oscuridad. La electricidad había dejado de funcionar debido a la tormenta. "¡Don Ramón! ¡Estoy tan asustado!", exclamó Mateo tembloroso.
"No te preocupes Mateo", respondió Don Ramón tranquilamente mientras buscaba una linterna para iluminar el camino hacia la salida. Juntos caminaron lentamente entre las habitaciones inundadas hasta llegar al vestíbulo principal del hotel.
Allí descubrieron algo desgarrador: gran parte del hotel estaba destruido y lleno de agua. Las lágrimas comenzaron a caer por los ojos de Mateo. "¿Qué vamos a hacer, Don Ramón? El hotel está arruinado", sollozó el niño.
Don Ramón miró a Mateo con determinación y dijo: "Mateo, este es solo un obstáculo en nuestro camino. Podemos reconstruir el Hotel Metropol juntos". Con esa frase, la esperanza volvió al corazón de Mateo.
A pesar de la desolación que los rodeaba, decidieron no rendirse y buscaron ayuda para drenar el agua del hotel. Pronto, la comunidad se enteró de lo sucedido y decidió unirse para ayudar en la tarea de reconstrucción. Vecinos, amigos y voluntarios llegaron al hotel dispuestos a trabajar duro para devolverle su antiguo esplendor.
Poco a poco, las habitaciones fueron limpiadas y reparadas. La electricidad volvió a funcionar gracias al trabajo incansable de los electricistas locales.
Y finalmente, después de mucho esfuerzo y trabajo en equipo, el Hotel Metropol renació como si nada hubiera pasado. El día en que reabrió sus puertas fue una celebración para toda la ciudad. Los huéspedes regresaron emocionados para disfrutar nuevamente del lujo y comodidades que ofrecía el hotel.
En una ceremonia especial, Don Ramón entregó las llaves del nuevo Hotel Metropol a Mateo como símbolo de gratitud por su valentía e inspiración durante esos tiempos difíciles.
Desde ese día en adelante, cada vez que alguien visitaba el Hotel Metropol podía ver una placa en la entrada que decía: "La fuerza y el trabajo en equipo pueden superar cualquier obstáculo".
Y así, gracias a la valentía de Mateo y al espíritu solidario de la comunidad, el Hotel Metropol se convirtió en un símbolo de esperanza y resiliencia para todos.
FIN.