La valentía de Anama


Había una vez en una granja en el campo, una perrita negra llamada Anama. Anama era muy curiosa y juguetona, le encantaba explorar cada rincón de la granja y hacer nuevos amigos.

Un día, mientras corría por el jardín, vio a las gallinas picoteando el suelo en busca de comida. "-¡Hola gallinitas! ¿Puedo jugar con ustedes?", preguntó Anama emocionada. Las gallinas se quedaron sorprendidas al ver a la perrita acercarse tan amigablemente.

Al principio tuvieron miedo, pero al ver que Anama solo quería divertirse, decidieron darle una oportunidad. "-¡Claro que sí, Anama! ¡Puedes corretearnos si quieres!", cacareó la gallina líder. Anama estaba feliz de tener nuevas amigas para jugar.

Corrió detrás de las gallinas entre risas y alboroto. Jugaron durante horas hasta que cayó la noche y todas estaban agotadas pero felices.

Al día siguiente, Anama decidió explorar más allá del corral de las gallinas y se adentró en el campo donde encontró a un grupo de conejos saltando y brincando. "-¡Hola conejitos! Soy Anama, ¿puedo unirme a su juego?"Los conejos se miraron entre ellos sorprendidos por ver a una perrita tan simpática acercarse sin intenciones de lastimarlos.

Decidieron darle una oportunidad y enseñarle cómo saltar como ellos. "-¡Claro que sí, Anama! ¡Síguenos si puedes!" exclamaron los conejitos mientras comenzaban a brincar por todo el campo.

Anama intentaba imitar los saltos de los conejos con torpeza al principio, pero poco a poco fue mejorando gracias a sus nuevos amigos animals. Los conejos estaban encantados con la energía positiva de Anama y disfrutaban enseñándole sus trucos para moverse ágilmente por el campo.

Con el tiempo, Anama se convirtió en la sensación de la granja. Las gallinas apreciaban su compañía durante el día mientras buscaban comida, y los conejos esperaban ansiosos sus visitas para jugar juntos en el campo.

Un día llegó un nuevo habitante a la granja: un gato callejero llamado Manchas que no veía con buenos ojos la actitud amistosa de Anama hacia las demás especies. Manchas era arisco y egoísta; no le gustaba compartir su espacio ni juegos con nadie más.

"-¿Qué hace esta perrita negra jugando con esas aves tontas? Deberían estar cada uno en su lugar", maullaba Manchas con desdén mientras observaba desde lejos. Manchas decidió idear un plan para alejar a Anama de sus nuevos amigos e imponer su autoridad en la granja.

Una tarde calurosa cuando todos descansaban bajo un árbol después de jugar juntos, Manchas se acercó sigilosamente hacia donde estaban reunidos los animales e hizo caer unas ramas secas sobre las gallinas asustándolas mucho.

Las gallinas empezaron a cacarear nerviosamente sin saber qué estaba pasando y salieron corriendo despavoridas dejando atrás huevos recién puestos rodando por doquier. Anama al darse cuenta del peligro inminente corrió velozmente hacia ellas ladrándoles fuerte para ahuyentar cualquier amenaza.

"-¡Gallinitas! ¡Estoy aquí para protegerlas! No tengan miedo", les dijo valientemente mientras las rodeaba con cuidado. Las gallinas se sintieron seguras junto a Anana quien demostraba ser una verdadera amiga fiel dispuesta siempre ayudarlas.

Por otro lado Manchas no logró su cometido dado que los conejitos quienes habían presenciado toda escena decidieron tomar cartas en asunto movilizandose rápidamente hasta llegar donde estaba él lanzandole zanahorias para espantarlo lo cual lograron luego este huyera despavorido sabiendo ahora quiénes eran realmente dueños del lugar Desde ese día tanto las gallinita como los conejitos admiraron aún más valor entereza mostrados por nuestra protagonista quien siempre estaba dispuesta tenderles mano ante cualquier situación difícil mostrándoles así verdadero significado solidaridad cooperación Y así fue como gracias a valentía generosidad amor incondicional anfitriona cuatro patitas color negro conquistado corazones todos habitantes granja quienes aprendieran importante lección : nunca subestimar poder verdadera amistad sincera independientemente especie pertenezca ya sea ave mamífero reptil insecto

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