La valentía de Antonia



Había una vez una niña llamada Antonia que era muy participativa en su escuela. Desde el primer día de clases, siempre levantaba la mano para responder preguntas y nunca tenía miedo de expresar sus ideas.

Un día, la maestra de Antonia anunció que iban a tener una competencia de conocimientos generales. Todos los estudiantes estaban emocionados por participar, pero Antonia estaba especialmente emocionada.

Sabía que sería una gran oportunidad para demostrar todo lo que había aprendido durante el año. La competencia se acercaba y Antonia no dejaba de estudiar. Pasaba horas repasando libros y haciendo investigaciones en Internet. Sus padres estaban orgullosos de su dedicación y siempre la apoyaban en todas sus actividades escolares.

Llegó el día de la competencia y todos los estudiantes se reunieron en el auditorio. Había un ambiente lleno de emoción y nerviosismo. La maestra explicó las reglas del concurso y comenzaron las preguntas.

Antonia estaba lista para responder cualquier pregunta que le hicieran. Levantaba rápidamente la mano cada vez que se formulaba una pregunta, pero otras veces también esperaba su turno pacientemente. La competencia avanzaba rápidamente y Antonia estaba obteniendo muchas respuestas correctas.

Su confianza crecía a medida que avanzaban las rondas, pero también había otros estudiantes muy talentosos compitiendo. Finalmente, llegó la última ronda y solo quedaban tres finalistas: Antonia, Pedro y Sofía.

El público estaba emocionado mientras los tres alumnos se enfrentaban a preguntas difíciles. Las preguntas eran cada vez más complicadas, pero Antonia no se rendía. Se concentraba en cada pregunta y respondía con seguridad.

Pedro y Sofía también estaban haciendo un gran esfuerzo, pero Antonia parecía tener una respuesta para todo. El público estaba emocionado mientras los finalistas se desafiaban entre sí. La tensión era palpable en el aire. Finalmente, llegó la última pregunta del concurso:"-¿Cuál es la capital de Argentina?" preguntó la maestra.

Antonia levantó rápidamente la mano y respondió: "-Buenos Aires". El auditorio estalló en aplausos y vítores. Antonia había ganado la competencia de conocimientos generales. Estaba llena de alegría y emoción al recibir su premio.

Después del concurso, Antonia se convirtió en una inspiración para todos sus compañeros de clase. Demostró que con dedicación y esfuerzo se pueden lograr grandes cosas. Su actitud participativa motivó a otros estudiantes a seguir su ejemplo.

Desde ese día, Antonia siguió siendo una estudiante muy participativa, siempre dispuesta a aprender algo nuevo y compartir sus conocimientos con los demás. Su amor por el aprendizaje nunca disminuyó y continuó destacándose en todas las actividades escolares.

La historia de Antonia nos enseña que no importa cuán pequeños seamos, si somos participativos podemos lograr grandes cosas. Todos tenemos habilidades únicas que podemos compartir con el mundo si nos atrevemos a levantar la mano y ser valientes como Antonia lo hizo.

FIN.

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