La valentía de Benito y Lucas



Había una vez en el bosque encantado, un oso llamado Benito. Era conocido por ser el oso más dormilón de todos. Pasaba la mayor parte del día durmiendo y solo se despertaba para buscar comida.

Un día, mientras Benito buscaba su almuerzo, escuchó un ruido extraño proveniente de un charco cercano. Se acercó con curiosidad y descubrió a un sapo pequeñito tratando de saltar sin éxito. "¡Hola, amiguito! ¿Necesitas ayuda?", preguntó Benito con voz somnolienta.

El sapo miró sorprendido al enorme oso que tenía frente a él y respondió: "Sí, no puedo saltar lo suficientemente alto como para salir del charco". Benito sonrió y le dijo: "No te preocupes, ¡te ayudaré!".

Con mucha delicadeza, el oso cogió al sapo con sus enormes garras y lo colocó fuera del charco. "¡Muchas gracias!", exclamó el sapo emocionado. "Eres muy amable". Desde ese momento, Benito y el sapo se hicieron amigos inseparables.

El sapo se llamaba Lucas y era muy activo y aventurero. Juntos pasaban horas explorando el bosque encantado. Un día caluroso de verano, mientras caminaban cerca del río cristalino que atravesaba el bosque, Lucas tuvo una idea brillante.

"Oye Benito", dijo excitado Lucas "-¿Qué tal si organizamos una competencia de natación? Será divertido!"Benito bostezó perezosamente pero aceptó la propuesta. Los dos amigos se prepararon para la competencia y se lanzaron al río.

Aunque Benito era un excelente nadador, estaba tan relajado y tranquilo que no tenía prisa por llegar a la meta. Lucas, en cambio, nadaba con todas sus fuerzas para ganar.

De repente, mientras Lucas iba en cabeza, vio a una familia de patitos luchando por mantenerse a flote en medio del río. Su instinto aventurero lo llevó a detenerse y ayudarlos.

"¡Esperen!", exclamó Lucas "-¡No están solos! ¡Voy a ayudarlos!"Lucas se acercó rápidamente a los patitos y los empujó hacia la orilla donde estaban sus padres esperándolos ansiosos. El sapo había salvado el día. Mientras tanto, Benito seguía nadando tranquilamente sin darse cuenta de lo que había ocurrido detrás de él.

Al llegar a la meta finalmente, notó que no había ningún otro competidor allí. Confundido y preocupado por su amigo Lucas, corrió hacia el lugar donde había visto por última vez al sapo aventurero.

Para su sorpresa, encontró a Lucas rodeado de los patitos y sus padres quienes le mostraban su gratitud con graznidos felices. "¡Lo lograste! ¡Salvaste a los patitos!", exclamó Benito emocionado "-Eres un verdadero héroe". Lucas sonrió orgulloso pero humilde: "Solo hice lo correcto".

Desde ese día, Benito aprendió que aunque ser dormilón era parte de su naturaleza, también podía hacer cosas importantes cuando fuera necesario. Y Lucas descubrió que la amistad y el ayudar a los demás eran las mayores aventuras de todas.

Y así, Benito y Lucas continuaron siendo amigos inseparables, compartiendo muchas más historias emocionantes en el bosque encantado.

FIN.

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