La valentía de Caperucita



Había una vez una niña llamada Caperucita roja, a quien le encantaba pasar tiempo en el bosque y cuidar de los animales que allí habitaban.

Un día, su abuela enfermó y Caperucita decidió llevarle comida para que se sintiera mejor. Con su cesta llena de frutas y pan recién horneado, Caperucita partió hacia la casa de su abuela. Pero en el camino, se encontró con el lobo feroz. "Hola pequeña", dijo el lobo con una sonrisa malvada.

"¿A dónde vas con esa cesta tan bonita?"Caperucita sintió miedo al ver al lobo tan cerca de ella, pero recordó que debía ser valiente por su abuela enferma. "Voy a visitar a mi abuela", respondió ella sin titubear.

"Oh, qué coincidencia", dijo el lobo con una risa siniestra. "Yo también voy por ese camino".

Caperucita sabía que no podía confiar en el lobo feroz y decidió tomar un atajo para llegar más rápido a la casa de su abuela. Sin embargo, se perdió en el bosque y comenzó a sentirse aún más asustada. Fue entonces cuando un zorro apareció en frente de ella. "¿Necesitas ayuda?", preguntó amablemente.

Caperucita explicó lo ocurrido y cómo quería llegar a la casa de su abuela lo antes posible. El zorro le ofreció acompañarla hasta la casa y juntos emprendieron camino nuevamente. Después de un rato caminando, llegaron finalmente a la casa de la abuela.

Caperucita se sorprendió al ver que el lobo feroz ya estaba allí, intentando entrar en la casa. "¡Abuela! ¡Lobo!", gritó ella asustada. Pero entonces, algo inesperado sucedió.

El zorro se transformó en un hombre sabio y valiente, quien ahuyentó al lobo con una espada. Caperucita y su abuela agradecieron al hombre por salvarlas y le ofrecieron compartir su comida con él. Juntos, compartieron una deliciosa cena y hablaron sobre cómo ser valientes incluso cuando tenemos miedo.

Desde ese día, Caperucita aprendió que siempre hay alguien dispuesto a ayudar si pedimos ayuda y que no debemos tener miedo de enfrentar nuestros temores. Además, comprendió que los animales también pueden ser amigos y aliados en momentos difíciles.

Y así, Caperucita regresó a casa con una nueva perspectiva sobre el mundo que la rodeaba.

FIN.

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