La valentía de Delfina


Delfina era una niña muy alegre y divertida, siempre estaba jugando con su hermana Pía y explorando el mundo que la rodeaba. Pero había algo que la asustaba mucho: dormir sola en su habitación.

Cada noche, cuando llegaba la hora de acostarse, Delfina se aferraba fuertemente a sus padres y les suplicaba que no la dejaran sola. "No quiero dormir en mi cuarto", decía llorando.

Raúl y Mariana trataban de consolarla y explicarle que no había nada que temer, pero Delfina seguía sintiendo miedo. Así pasaron varias noches, hasta que un día decidieron hacer algo diferente. "Delfi, ¿quieres hacer una pijamada con Pía esta noche?"- preguntó Mariana con una sonrisa.

Delfina abrió los ojos como platos al escuchar esa propuesta. Una pijamada significaba pasar toda la noche junto a su hermana en el mismo cuarto. Para ella era lo más emocionante del mundo. "¡Sí! ¡Sí! ¡Quiero!" - exclamó Delfina saltando de alegría.

Esa noche, las dos hermanas se pusieron sus pijamas favoritas y se instalaron en el cuarto de Pía. Raúl les contó un cuento antes de dormir y luego apagaron las luces para irse a descansar.

Pero pasados unos minutos, Delfina comenzó a sentir miedo nuevamente. No quería decirlo en voz alta para no preocupar a su hermana mayor, así que se quedó callada tratando de controlar sus pensamientos negativos.

"¿Estás bien, Delfi?" - preguntó Pía al notar que su hermana se movía inquieta en la cama. "Sí, estoy bien" - respondió Delfina con voz temblorosa. Pero Pía no se convenció y decidió tomar cartas en el asunto.

Se levantó de la cama y encendió una pequeña lámpara de noche que tenían en el cuarto. Luego volvió a acostarse junto a su hermana y le dijo:"Mira, ahora tenemos luz para ver todo lo que nos rodea.

¿Ves esa muñeca tan linda que tienes allí? ¿Y ese peluche tan suave? Todo está bien aquí, no hay nada malo. "Delfina respiró profundo y se tranquilizó un poco gracias a las palabras de su hermana. Pero aún sentía un nudo en el estómago que no lograba deshacer.

Fue entonces cuando Raúl entró al cuarto con una sorpresa en sus manos: una linterna mágica que proyectaba imágenes animadas en las paredes del cuarto. Era como tener un cine privado dentro de la habitación.

Los ojos de Delfina brillaron al ver la linterna y rápidamente se olvidó del miedo. Los tres pasaron varios minutos observando las figuras que aparecían en las paredes mientras reían y hacían comentarios divertidos.

Finalmente llegó la hora de dormir nuevamente, pero esta vez Delfina estaba mucho más tranquila gracias a los esfuerzos de su familia por hacerla sentir segura y protegida. A partir de esa noche, todos los días era una aventura distinta en la habitación de las hermanas.

A veces hacían teatros con títeres, otras veces jugaban a ser astronautas y explorar el espacio. Delfina aprendió que, aunque a veces sintiera miedo, siempre podía contar con su familia para ayudarla a superarlo.

Y así fue como se convirtió en una niña valiente y decidida, capaz de enfrentar cualquier desafío que se le presentara.

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