La valentía de Dilay


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Valle Alegre, una niña llamada Dilay. Desde pequeña, Dilay era conocida por ser muy estudiosa y aplicada en la escuela.

Siempre sacaba las mejores notas y sus maestros la elogiaban por su dedicación y esfuerzo. Un día, mientras se preparaba para un examen de matemáticas sobre los productos matemáticos, Dilay olvidó cómo resolver uno de los problemas más simples.

La confusión se apoderó de ella y no pudo contener las lágrimas. Se sentía frustrada consigo misma por cometer ese error. "¡Ay mamá! ¡Soy tan mala en matemáticas! ¡Me volví burra como en el cuento de Pinicho!" - sollozaba Dilay entre lágrimas.

Su mamá, una mujer sabia y amorosa, se acercó a ella con ternura y le secó las lágrimas con su pañuelo. "Dilay querida, cometer errores es parte del aprendizaje. Incluso los más inteligentes tienen momentos difíciles.

Lo importante es no rendirse y seguir adelante", le dijo con voz tranquilizadora. A pesar de las palabras reconfortantes de su madre, Dilay siguió sintiéndose insegura sobre sus habilidades académicas.

Con el tiempo, esa sensación de incapacidad creció dentro de ella y comenzó a dudar de sí misma cada vez que enfrentaba un nuevo desafío. Los años pasaron y Dilay creció pensando que no aprendería nunca más como lo hacía antes.

Su autoestima estaba afectada por aquel incidente en la escuela, y aunque seguía esforzándose en sus estudios, siempre había una vocecita en su cabeza que le recordaba aquella tarde triste.

Un día, mientras caminaba por el parque reflexionando sobre su futuro incierto, Dilay se encontró con un anciano sabio que vendía libros antiguos bajo la sombra de un árbol frondoso. "Hola joven amiga", dijo el anciano con una sonrisa amable. "Ve veo preocupada...

¿qué te aflige?"Dilay decidió abrirse con él sobre su temor a no ser capaz de aprender como solía hacerlo antes. El anciano escuchó atentamente cada palabra y luego le entregó un libro muy especial. "Este libro contiene historias inspiradoras de personas que superaron grandes desafíos en sus vidas.

Quizás encuentres algo valioso en ellas", sugirió el anciano antes de despedirse. Al hojear el libro esa noche en casa, Dilay descubrió relatos emocionantes sobre perseverancia, determinación e ingenio para superar obstáculos aparentemente insuperables.

Cada historia resonaba dentro de ella haciéndola reflexionar profundamente sobre su propia situación actual. Decidida a cambiar su forma de pensar y actuar frente a los retos futuros, Dilay tomó una decisión crucial: dejar atrás sus miedos pasados e iniciar un nuevo camino hacia la superación personal.

Con renovado entusiasmo y motivación, Dilay se propuso estudiar con mayor ahínco que nunca antes. Poco a poco fue recuperando la confianza perdida en sí misma gracias al apoyo incondicional de su familia y amigos cercanos.

Finalmente llegó el día del gran examen final del año escolar donde debía demostrar todo lo aprendido durante meses arduos de estudio intenso. Con determinación firme e ímpetu renovado abordó cada pregunta sin titubear ni dudar jamás.

El resultado fue asombroso: Dilay obtuvo la calificación más alta entre todos sus compañeros sorprendiendo a propios y extraños con su brillante actuación académica digna delogios infinitos por parte del cuerpo docente presente aquel día histórico para ella sin lugar a dudas alguna...

Desde entonces, Dilaya supo que nunca debia darse por vencida ante cualquier dificultad o obstáculo porque solo así podría alcanzar todas metas propuestas. Y colorín colorado este cuento ha terminado pero recuerden, nunca paren luchar contra todo pronostico posible !

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