La valentía de Erik


Erik vivía en el bosque con su mami, rodeado de árboles y animales. Él amaba correr por los senderos del bosque y jugar con sus amigos animales.

Pero a veces se sentía solo y anhelaba la compañía de otros niños. Un día, Erik decidió visitar a su abuela y abuelo, que también vivían en el bosque. La Yaya era conocida por sus deliciosas galletas de jengibre y el Yayo por sus historias emocionantes sobre aventuras pasadas.

Cuando llegó a la casa de la Yaya y el Yayo, Erik notó algo extraño. Los árboles parecían más oscuros y las hojas crujían bajo sus pies como si fueran huesos secos.

"Hola Erik", dijo la Yaya con una sonrisa preocupada en su rostro. "¿Estás bien?""Sí, estoy bien", respondió Erik confundido. "¿Qué está pasando aquí?""Es un poco complicado", explicó la Yaya mientras lo llevaba dentro de la casa.

"Hace unos días, comenzamos a escuchar extraños ruidos en el bosque". El Yayo estaba sentado junto al fuego cuando entraron. "¡Erik! Qué alegría verte", exclamó con entusiasmo.

"¿Quieres escuchar una historia sobre mi época en el ejército?"Pero antes de que pudiera comenzar su historia, un fuerte estruendo sacudió toda la casa. "¡Oh no!", gritó la Yaya mientras corría hacia la ventana para ver qué estaba pasando afuera. Erik corrió detrás de ella y vio que varios árboles habían sido derribados.

Algo grande y oscuro se movía en el bosque, haciendo mucho ruido. "¿Qué es eso?", preguntó Erik con miedo. "No lo sé", respondió la Yaya. "Pero tenemos que hacer algo".

El Yayo estaba pensando en cómo podrían defenderse cuando Erik tuvo una idea. "¡Tengo una idea! ¿Por qué no hacemos un gran pastel de zanahoria? Las zanahorias son dulces y a todos les gustan.

Si ponemos suficiente azúcar y canela, tal vez podamos atraer al animal hacia aquí y luego encerrarlo". La Yaya y el Yayo intercambiaron miradas dudosas, pero decidieron probar la idea de Erik. Comenzaron a preparar la masa del pastel mientras Erik salía al bosque para buscar las mejores zanahorias.

Cuando regresó con un montón de zanahorias frescas, ayudó a mezclar los ingredientes en un gran tazón. El aroma del pastel recién horneado comenzó a extenderse por todo el bosque. Poco después, escucharon pasos pesados acercándose a la casa.

Todos se escondieron detrás de la puerta abierta del horno mientras esperaban ansiosamente para ver si su plan funcionaría. Y entonces apareció: un enorme oso negro entró corriendo directamente hacia ellos buscando el olor delicioso que había estado flotando en el aire durante horas.

Pero cuando llegó al pastel, encontró la trampa que habían preparado para él: una jaula grande hecha con ramas fuertes. Erik estaba emocionado de haber ayudado a salvar el bosque y a la Yaya y el Yayo.

Pero lo más importante, se dio cuenta de que no estaba solo en el mundo. Tenía una familia amorosa que siempre estaría allí para protegerlo.

"¡Vamos a celebrar con un gran trozo de pastel!", exclamó la Yaya mientras cortaba una porción enorme para cada uno. Erik sonrió mientras comía su pastel, sintiéndose feliz y seguro en su hogar en el bosque rodeado de su familia.

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