La valentía de Errin



Había una vez un pequeño pueblo llamado Sombra Verde, ubicado en el corazón de un gran reino. La gente vivía feliz y en paz, hasta que llegó la noticia de que un mago malvado estaba planeando invadir su hogar.

El rey convocó a todos los valientes guerreros del reino para protegerlo, pero ninguno parecía estar a la altura del desafío. Todos excepto Errin, un joven campesino que había aprendido a luchar con su padre desde muy temprana edad.

Cuando se enteró de la situación, Errin decidió ofrecerse como voluntario para luchar contra el mago malvado.

A pesar de ser criticado por algunos por su falta de experiencia y habilidades limitadas, Errin perseveró y se preparó para la batalla. Durante su entrenamiento, conoció a una anciana sabia llamada Abuela Lila. Ella le dio consejos útiles sobre cómo enfrentar al mago malvado y lo animó a confiar en sí mismo. Finalmente llegó el día de la batalla.

El ejército del rey se enfrentaba al mago malvado en una gran llanura verde mientras Errin se escondía detrás de unas rocas cercanas, esperando el momento adecuado para atacar.

De repente, vio que uno tras otro los soldados caían ante los hechizos del mago malvado. Fue entonces cuando Errin decidió actuar. Con todo su coraje y determinación saltó hacia adelante e intentó golpear al mago con todas sus fuerzas.

El mago logró esquivarlo fácilmente y respondió con un poderoso hechizo que envió a Errin volando por los aires. Pero en lugar de rendirse, Errin se levantó y continuó luchando con todo su corazón.

El mago malvado se dio cuenta de que no era tan fácil vencer a alguien como Errin y comenzó a retroceder. Sabía que si seguía luchando contra él, eventualmente lo derrotaría. Errin persiguió al mago hasta las afueras del reino, donde finalmente lo acorraló.

El mago intentó atacarlo una vez más, pero esta vez Errin estaba listo para defenderse. Con un movimiento rápido y preciso logró desarmar al mago y dejarlo sin poder. Finalmente la paz regresó al reino gracias al coraje y determinación de Errin.

La gente celebraba en las calles mientras el rey le otorgaba honores por su valentía en la batalla. Errin aprendió que nunca es demasiado tarde para creer en uno mismo y seguir adelante incluso cuando parece imposible.

Y así vivió feliz el resto de sus días, sabiendo que había hecho algo bueno por su pueblo.

FIN.

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