La valentía de Gimena


Había una vez una niña llamada Gimena, que era muy inteligente pero también obstinada y ansiosa. Desde muy pequeña, siempre quería saberlo todo y se esforzaba por aprender cosas nuevas todos los días.

Un día, mientras estaba en la escuela, su maestra le propuso un desafío: participar en una competencia de matemáticas contra otros niños de su edad. Gimena se emocionó mucho con la idea y decidió que iba a ganar esa competencia a toda costa.

Desde ese momento, Gimena comenzó a estudiar sin parar. Pasaba horas y horas resolviendo problemas matemáticos difíciles y practicando cálculos mentales. A veces se frustraba porque no entendía algo o se equivocaba en sus respuestas, pero eso no la detenía.

Su obstinación le permitía seguir adelante y nunca rendirse. El día de la competencia finalmente llegó. Los nervios invadían el estómago de Gimena mientras esperaba su turno para resolver los problemas frente al jurado.

Cuando llegó su momento, tomó aire profundamente y comenzó a resolver los ejercicios uno tras otro. La competencia fue reñida, ya que todos los participantes eran muy talentosos.

Pero Gimena demostró lo inteligente que era al responder correctamente cada pregunta con rapidez y precisión. Sus conocimientos eran asombrosos para alguien de su edad. Sin embargo, cuando solo quedaban dos participantes en la competencia, el destino dio un giro inesperado.

El último problema era extremadamente difícil y ninguno de ellos lograba encontrar la respuesta correcta. Gimena sentía cómo la ansiedad empezaba a apoderarse de ella. Sus manos temblaban y su mente se bloqueaba.

Pero en lugar de rendirse, decidió tomar un respiro profundo y recordar todo lo que había aprendido. "No puedo darme por vencida ahora", pensó Gimena para sí misma. "He trabajado muy duro para llegar hasta aquí". Con calma y determinación, Gimena comenzó a analizar el problema paso a paso.

Después de unos minutos, una chispa de comprensión iluminó sus ojos y supo cuál era la respuesta correcta. Con confianza, escribió su solución en el papel y la presentó al jurado. El silencio llenó la sala mientras los jueces revisaban las respuestas.

Finalmente, uno de ellos levantó la vista y anunció: "¡Gimena es la ganadora!"Gimena saltaba de alegría mientras recibía su premio con una sonrisa radiante en su rostro.

Había demostrado que con inteligencia, obstinación y control sobre su ansiedad podía superar cualquier desafío. A partir de ese día, Gimena se convirtió en un ejemplo para todos los niños de su escuela.

Les enseñaba que no importaba cuán difíciles fueran las situaciones o los problemas que enfrentaran, siempre podían encontrar una solución si mantenían la mente abierta y nunca dejaban de aprender. Desde entonces, Gimena siguió creciendo como una niña inteligente pero también amable y generosa con los demás.

Siempre buscaba ayudar a quienes lo necesitaban y compartía sus conocimientos con entusiasmo. Y así fue como Gimena se convirtió en un modelo a seguir para todos aquellos que soñaban con alcanzar grandes logros.

Su historia inspiró a muchos niños a perseguir sus metas y nunca darse por vencidos, sin importar cuán obstinados o ansiosos pudieran ser.

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