La valentía de Iguana Verde


Había una vez en la selva tropical de Argentina, un grupo de animales muy curiosos y aventureros.

Entre ellos se encontraba Iguana Verde, una pequeña iguana que siempre estaba llena de energía y ganas de descubrir el mundo que la rodeaba. Un día soleado, mientras Iguana Verde saltaba entre las ramas de los árboles, escuchó un susurro proveniente del río cercano. Se acercó sigilosamente para averiguar qué era ese misterioso sonido.

Al llegar al río, vio a Tortuga Nadadora intentando subir a una roca resbaladiza. Iguana Verde no pudo resistirse a ayudar. -¡Hola Tortuga Nadadora! ¿Necesitas ayuda para subir? -preguntó con entusiasmo.

Tortuga Nadadora miró hacia arriba y respondió: -¡Sí! Esta roca es muy resbaladiza y no puedo subirme sola. Iguana Verde rápidamente ideó un plan. Corrió hasta el otro lado del río y buscó una liana larga y fuerte. La agarró con su boca y regresó hasta donde estaba Tortuga Nadadora.

-¡Agárrate fuerte a la liana! Voy a tirar despacio para que puedas subir sin problemas -dijo Iguana Verde mientras sostenía firmemente la liana con sus patitas. Tortuga Nadadora agarró la liana con todas sus fuerzas mientras Iguana Verde comenzaba a tirar lentamente.

Poco a poco, Tortuga Nadadora logró subirse a la roca sin caerse ni lastimarse gracias al ingenioso plan de Iguana Verde. -¡Muchas gracias, Iguana Verde! No sé qué hubiera hecho sin tu ayuda -dijo Tortuga Nadadora emocionada.

-De nada, Tortuga Nadadora. Siempre estoy dispuesta a ayudar a mis amigos -respondió Iguana Verde con una sonrisa en su rostro. Después de ese día, Iguana Verde se convirtió en la heroína de la selva.

Todos los animales acudían a ella cuando necesitaban ayuda o tenían algún problema que resolver. La pequeña iguana siempre estaba dispuesta a escuchar y ofrecer su apoyo. Un día, mientras caminaba por el bosque, Iguana Verde encontró un nido abandonado en el suelo.

Al acercarse, notó que había tres huevos dentro. Se dio cuenta de que pertenecían a Pajarito Azul, quien había perdido su nido durante una tormenta.

Iguana Verde decidió cuidar de los huevos hasta que Pajarito Azul regresara y pudiera criarlos ella misma. Durante días y noches, protegió los huevos del frío y los depredadores peligrosos.

Pero un día, mientras buscaba comida para sí misma y para los futuros pajaritos azules, un zorro astuto se acercó sigilosamente al nido. Iguana Verde volvió rápidamente al nido justo a tiempo para ver cómo el zorro intentaba llevarse uno de los huevos. Sin pensarlo dos veces, saltó sobre el zorro e hizo todo lo posible por alejarlo del nido.

El zorro luchaba ferozmente pero Iguana Verde no se rindió fácilmente. Con cada golpe y mordida, defendió con valentía los huevos de Pajarito Azul. Finalmente, el zorro desistió y huyó asustado.

Iguana Verde se sentó exhausta junto al nido, protegiendo a los tres huevos que había salvado. Sabía que había hecho lo correcto y estaba orgullosa de sí misma. Días después, Pajarito Azul regresó al nido y encontró a Iguana Verde junto a sus preciosos huevos.

Llena de gratitud, abrazó a Iguana Verde y le dio las gracias por su valentía y dedicación. Desde ese día en adelante, la amistad entre Iguana Verde y Pajarito Azul se fortaleció aún más.

Juntas cuidaron de los pajaritos azules hasta que estuvieron listos para volar por su cuenta. La historia de Iguana Verde se convirtió en leyenda en la selva tropical argentina.

Su valentía, generosidad y amistad inspiraron a todos los animales del lugar a ser mejores unos con otros y ayudarse mutuamente cuando era necesario.

Y así fue como una pequeña iguana verde demostró que incluso el animal más pequeño puede hacer grandes cosas si tiene un corazón noble y está dispuesto a ayudar a quienes lo necesitan.

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