La valentía de Jacinto
Había una vez un niño llamado Jacinto, que vivía con sus padres en una pequeña casa en el campo.
Jacinto era muy cariñoso y siempre dormía junto a sus papás, pero ellos sabían que ya era hora de que él aprendiera a dormir solo. Una noche, cuando el sol se escondió detrás de las montañas y la luna brilló en el cielo estrellado, Jacinto se acostó en su cama por primera vez sin la compañía de sus padres.
Al principio, estaba emocionado por esta nueva aventura, pero a medida que pasaban los minutos, empezó a sentirse un poco asustado. "¿Qué pasa si escucho ruidos extraños?", pensó Jacinto mientras miraba alrededor de su habitación.
Pero decidió ser valiente y cerrar los ojos para intentar conciliar el sueño. Pero justo cuando estaba a punto de quedarse dormido, escuchó un ruido proveniente del armario. Se levantó rápidamente y abrió la puerta del armario para ver qué había dentro.
Para su sorpresa, no había nadie allí. Jacinto regresó a la cama y trató nuevamente de relajarse. Pero entonces vio algo extraño: sus peluches parecían moverse como si tuvieran vida propia.
Uno de ellos tenía ojos rojos brillantes y dientes afilados como colmillos. "¡Ayuda!", gritó Jacinto asustado mientras saltaba fuera de la cama. En ese momento apareció una hada mágica llamada Lunita quien había estado observando todo desde lejos.
Lunita era pequeñita y tenía alas brillantes y radiantes. "Tranquilo, Jacinto", dijo Lunita con una voz suave y tranquilizadora. "Lo que estás viendo son solo tus miedos convertidos en monstruos por tu imaginación". Jacinto se calmó un poco al escuchar las palabras de Lunita.
"Pero ¿cómo puedo hacer para que desaparezcan?", preguntó él. Lunita sonrió y le explicó a Jacinto que la única manera de vencer a sus miedos era enfrentándolos.
Le enseñó algunas técnicas para controlar su imaginación y recordar que todo lo que veía era producto de su mente. Jacinto respiró hondo y decidió darle una oportunidad a esas técnicas. Cerró los ojos, tomó valentía y se acercó lentamente hacia sus peluches —"monstruos" .
Al tocarlos, sintió cómo se transformaban nuevamente en sus adorables amigos de siempre. "¡Eso fue increíble!", exclamó Jacinto emocionado. "Gracias, Lunita". "No hay problema, Jacinto", respondió Lunita con una sonrisa brillante.
"Recuerda que tienes el poder dentro de ti para enfrentar cualquier miedo". Desde esa noche, Jacinto aprendió a dormir solo sin temores. Y cada vez que sentía miedo o veía algo extraño en su habitación, recordaba las palabras sabias de Lunita y enfrentaba esos miedos con valentía.
Con el tiempo, Jacinto creció hasta convertirse en un niño fuerte y valiente. Aprendió que los sueños pueden ser divertidos e interesantes si confiamos en nosotros mismos y enfrentamos nuestros miedos.
Y así, Jacinto vivió muchas aventuras emocionantes en sus sueños, sin dejar que los monstruos imaginarios le impidieran disfrutar de su vida.
FIN.