La valentía de Juan y Nubeleta



Había una vez un niño llamado Juan, que le tenía pavor a los truenos.

Cada vez que escuchaba el estruendo de un trueno, se escondía debajo de las mantas y cerraba los ojos con fuerza, temeroso de lo que pudiera suceder. Un día, Juan tuvo que ser sometido a una cirugía para solucionar un problema en su pierna.

A pesar del miedo que sentía por la operación, los médicos le aseguraron que todo saldría bien y que pronto estaría recuperado. Juan fue llevado al quirófano y, después de recibir la anestesia, cayó en un profundo sueño.

Cuando despertó, se encontraba en un lugar extraño y maravilloso: ¡estaba flotando entre las nubes! Eran blancas como algodón y tan suaves como una almohada. Juan miraba asombrado a su alrededor cuando notó algo inusual: unas nubes negras cargadas de relámpagos y truenos se acercaban rápidamente hacia él.

El miedo volvió a apoderarse de él, pero entonces escuchó una voz amable que le dijo:"Hola Juan, soy Nubeleta. No temas a las nubes oscuras, son parte natural del cielo. Te mostraré cómo enfrentar tus miedos. "Juan observó con atención mientras Nubeleta hacía aparecer un paraguas brillante y colorido.

Con cada relámpago y trueno que retumbaba en el cielo, Nubeleta abría el paraguas protegiendo a Juan de la tormenta. "¿Ves Juan? A veces en la vida nos enfrentamos a situaciones difíciles como estas nubes oscuras.

Pero si aprendemos a protegernos y enfrentar nuestros miedos, podemos superar cualquier tormenta. "Animado por las palabras de Nubeleta, Juan tomó valentía y decidió enfrentar las nubes negras junto a ella.

Poco a poco fue perdiendo el miedo a los truenos e incluso empezó a disfrutar del espectáculo luminoso en el cielo. Después de un rato, las nubes negras se disiparon dejando paso nuevamente a las hermosas nubes blancas.

Juan se despidió de Nubeleta con gratitud por enseñarle una valiosa lección. Al despertar en la sala de recuperación tras la cirugía, Juan recordaba con cariño su aventura entre las nubes.

Ya no temía tanto a los truenos porque sabía que podía encontrar coraje dentro de sí mismo para superar cualquier adversidad. Desde ese día, Juan miraba al cielo con una sonrisa en el rostro recordando siempre la sabiduría compartida por Nubeleta: nunca hay que dejar que nuestros miedos nos impidan volar alto hacia nuestros sueños.

Y así siguió viviendo felizmente cada día de su vida.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!