La valentía de la bruja Agatha y el tigre perdido
Había una vez en un lejano reino un castillo encantado donde vivía una bruja muy peculiar llamada Agatha.
Agatha no era como las brujas malvadas de los cuentos, ella prefería pasar sus días leyendo libros y experimentando con pociones divertidas. Un día, mientras Agatha revolvía su caldero, escuchó un ruido proveniente del jardín del castillo. Al asomarse, se encontró con un tigre perdido que parecía asustado. Sin dudarlo, la bruja decidió acercarse al animal para ayudarlo.
"¿Qué hace un tigre como tú por aquí?" -preguntó Agatha con curiosidad. El tigre le explicó que había sido separado de su familia durante una tormenta y se había perdido en el bosque hasta llegar al castillo.
Conmovida por la historia del tigre, Agatha decidió aagarrarlo en el castillo hasta encontrar la forma de reunirlo con los suyos.
Mientras tanto, el tigre se convirtió en el fiel compañero de la bruja y juntos pasaban los días explorando el castillo y compartiendo aventuras. Un día, mientras buscaban algo divertido que hacer, encontraron un libro de bromas antiguas en la biblioteca del castillo. "¡Mira lo que encontré! Un libro lleno de bromas y travesuras" -exclamó emocionada Agatha.
El tigre observaba curioso mientras Agatha hojeaba el libro y se detenía en una página que hablaba sobre una poción mágica para hacer crecer plantas instantáneamente. Sin pensarlo dos veces, decidieron probarla en el jardín del castillo.
Al seguir las instrucciones al pie de la letra, pronto comenzaron a ver cómo las plantas florecían a gran velocidad ante sus ojos maravillados. El jardín se llenó de colores y fragancias en cuestión de minutos gracias a la poción mágica.
Pero lo que no sabían era que esa misma noche llegaría una visita inesperada al castillo: un grupo de duendes traviesos que querían robar la poción para sus propios planes malvados.
Al percatarse del peligro inminente, Agatha y el tigre idearon un plan ingenioso para proteger su creación. Con astucia y valentía lograron engañar a los duendes haciéndoles creer que la poción estaba escondida en otro lugar cuando en realidad habían preparado una versión falsa con efectos cómicos inofensivos.
Los duendes cayeron en la trampa y terminaron haciendo crecer bigotes multicolores durante toda una semana. Finalmente, los duendes aprendieron la lección sobre respetar las pertenencias ajenas y prometieron no volver a causar problemas.
Agradecidos por haberse librado del peligro, Agatha y el tigre celebraron su victoria con risas y abrazos bajo la luz de la luna. Desde ese día, el vínculo entre la bruja y el tigre se fortaleció aún más gracias a la aventura compartida.
Juntos descubrieron que trabajar en equipo y usar su ingenio podían superar cualquier desafío que se presentara en su camino dentro del mágico castillo encantado.
FIN.