La valentía de la princesa Lanprincesa
Había una vez en un reino muy lejano, una princesa llamada Lanprincesa que tenía un hermoso pony blanco como la nieve. Ambos eran inseparables y compartían grandes aventuras juntos en el bosque encantado que rodeaba el castillo.
Un día, mientras paseaban por el bosque, Lanprincesa se distrajo reagarrando flores y cuando quiso darse cuenta, su amado pony había desaparecido. - ¡Pony! ¡Pony! ¿Dónde estás? -llamaba angustiada Lanprincesa mientras buscaba entre los árboles y arbustos.
El sol comenzaba a esconderse detrás de las montañas y Lanprincesa sabía que debía encontrar a su amigo antes de que cayera la noche. Decidida a no rendirse, se adentró aún más en el bosque, siguiendo las huellas dejadas por el pony.
La princesa caminó y caminó hasta que llegó a un claro donde encontró a una familia de conejos asustados. Ellos le contaron que habían visto al pony correr hacia el río cercano.
Sin perder tiempo, Lanprincesa siguió las indicaciones de los conejos y corrió hacia el río. Al llegar allí, vio a su pony atrapado en medio del agua turbulenta.
Sin pensarlo dos veces, Lanprincesa se quitó sus zapatos dorados y se lanzó al río para salvar a su fiel amigo. Con valentía logró llegar hasta él y lo ayudó a salir del agua. - ¡Estás a salvo, Pony! Nunca más te dejaré solo -dijo Lanprincesa acariciando con ternura al animal.
Juntos emprendieron el regreso al castillo, donde fueron recibidos con alegría por todo el reino. La valentía y determinación de Lanprincesa inspiraron a todos los habitantes del reino, quienes aprendieron la importancia de la amistad verdadera y el valor de nunca rendirse ante las dificultades.
Desde ese día, Lanprincesa y su pony siguieron viviendo grandes aventuras juntos, recordando siempre que no hay obstáculo demasiado grande cuando se tiene amor y valentía en el corazón.
Y colorín colorado este cuento ha terminado, pero la amistad entre Lanprincesa y su pony perdurará para siempre.
FIN.