La valentía de la reina Margarita y Coneja frente al dragón


Había una vez en una lejana isla, un hermoso castillo donde vivía la reina Margarita junto a su fiel amiga, Coneja.

La reina era conocida por ser justa y sabia, y siempre se preocupaba por el bienestar de todos los habitantes de la isla. Un día, llegó un mensaje urgente al castillo: un dragón estaba sembrando el caos en las aldeas cercanas, quemando casas y asustando a la gente.

La reina decidió que era hora de tomar acción y proteger a su pueblo. "Coneja, debemos partir en una aventura para enfrentar al dragón y salvar a nuestros súbditos", dijo la reina con determinación. "¡Por supuesto, majestad! Juntas podremos vencer cualquier peligro", respondió Coneja con valentía.

Así fue como la reina Margarita montó a caballo junto a Coneja y partieron hacia las montañas donde se escondía el temible dragón. En el camino, tuvieron que atravesar bosques oscuros y ríos turbulentos, pero nada las detenía en su misión.

Finalmente, llegaron ante la cueva del dragón. El enorme monstruo salió rugiendo con llamas saliendo de sus fauces. Pero la reina no dudó ni un segundo y se acercó con paso firme.

"¡Oh gran dragón! No queremos hacerte daño, solo pedimos paz para nuestro pueblo", exclamó la reina con voz calmada pero firme. El dragón pareció sorprendido por las palabras de la reina. Nunca antes le habían hablado con respeto.

Poco a poco fue bajando sus defensas y escuchando lo que tenían para decirle Margarita y Coneja. Después de una larga conversación, el dragón comprendió que no necesitaba causar miedo para ser respetado.

La reina Margarita le ofreció un trato: si dejaba de atacar a las aldeas, ella se comprometía a ayudarlo a encontrar comida sin hacerle daño a nadie. El dragón aceptó el acuerdo y desde ese día se convirtió en amigo del pueblo en lugar de su enemigo.

La isla volvió a estar en paz gracias al valor y sabiduría de la reina Margarita y la valentía inquebrantable de Coneja.

Y así, juntas demostraron que no hace falta usar la fuerza bruta para resolver los problemas, sino que con diálogo y comprensión se pueden lograr grandes cosas.

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