La valentía de Laura en el bosque



En un bosque muy verde y frondoso vivía Laura, una conejita rosada muy curiosa y valiente.

A pesar de ser muy amigable con todos los animales del bosque, Laura tenía un gran temor que la atormentaba: le tenía pánico a las serpientes. Cada vez que veía una serpiente cerca, su corazón latía muy rápido y sus patitas temblaban. Un día, mientras jugaba con sus amigos en el claro del bosque, escuchó un ruido extraño detrás de unos arbustos.

Al acercarse lentamente, vio a una serpiente deslizándose sigilosamente entre las hojas. Laura sintió tanto miedo que salió corriendo hacia su madriguera sin mirar atrás.

"¡Chicos! ¡Vi una serpiente! ¡Tenemos que irnos antes de que nos atrape!" -les gritó a sus amigos con voz temblorosa. Sus amigos, preocupados por ella, se acercaron para consolarla. "Tranquila, Laura.

Sabemos que le tienes miedo a las serpientes, pero no todas son peligrosas", dijo Lucas, el zorro más sabio del bosque. "Sí, es cierto. Algunas serpientes son inofensivas y solo quieren vivir en paz en el bosque", agregó Lola, la ardilla traviesa. Laura respiró hondo y trató de calmarse.

Sus amigos tenían razón: no todas las serpientes eran malas. Decidió enfrentar su miedo y aprender más sobre ellas para superarlo. Con la ayuda de Lucas y Lola, Laura comenzó a investigar sobre las diferentes especies de serpientes que habitaban el bosque.

Descubrió que algunas eran venenosas y peligrosas, pero otras eran inofensivas e incluso beneficiosas para el ecosistema al controlar plagas de insectos. Poco a poco, Laura fue perdiendo el miedo a las serpientes al comprender mejor su importancia en el equilibrio natural del bosque.

Incluso se aventuró a acercarse a una pequeña culebra rayada que encontraron durante uno de sus paseos por el bosque. "Hola amiga culebrita ¿cómo estás? Perdón si te asusté antes", dijo Laura con ternura.

La culebrita respondió con un silbido suave y mostrando su lengua bifurcada curiosa se acercó lentamente hacia la conejita rosada sin mostrar ningún signo de agresividad. Desde ese día, Laura ya no le temía tanto a las serpientes.

Aprendió a respetarlas y convivir con ellas en armonía en el hermoso bosque verde donde todos los animales eran importantes para mantenerlo vivo y saludable.

Y así, gracias al apoyo de sus amigos y su valentía para enfrentar sus miedos, Laura descubrió que cada criatura en el bosque tenía un papel especial y merecía respeto y amor.

FIN.

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