La valentía de Lola y Lucas



En una ciudad muy especial vivía una coneja llamada Lola. A diferencia de las demás conejas, a Lola le encantaba ayudar a los demás animales que tenían alguna discapacidad.

Ya sea un pajarito con un ala lastimada o un ratoncito con problemas de visión, siempre estaba dispuesta a tenderles una pata. Un día, mientras paseaba por el parque, Lola se cruzó con Lucas, un gatito que había perdido su cola en un accidente.

Lucas se sentía triste y desanimado, ya que pensaba que sin su cola no podría ser tan ágil y divertido como antes.

Pero Lola se acercó a él con una sonrisa y le dijo:- ¡Hola Lucas! ¿Cómo estás hoy? Lucas levantó la cabeza sorprendido y respondió tímidamente:- Hola Lola... estoy un poco triste por lo de mi cola. Lola se sentó junto a él y le dijo con dulzura:- No te preocupes, amigo.

Tu cola no define quién eres ni cuánto vales. Seguro que juntos encontramos la manera de seguir jugando y divirtiéndonos como siempre. Desde ese día, Lola pasaba todas las tardes enseñándole a Lucas nuevos juegos que podían disfrutar juntos sin necesidad de usar la cola.

Pronto descubrieron que podían correr carreras de obstáculos, saltar entre los árboles e incluso inventar acertijos para resolver en equipo. Un mes después, durante el festival anual de la ciudad, se organizó una competencia deportiva para todos los animales.

A pesar de sus dudas iniciales, Lucas decidió participar en la carrera de velocidad gracias al apoyo incondicional de Lola. Cuando llegó el momento de la carrera final, Lucas estaba nervioso pero determinado a dar lo mejor de sí mismo.

- ¡Vamos Lucas! Tú puedes hacerlo -animaba Lola desde la línea de meta. Concentrado y enfocado en su objetivo, Lucas salió disparado junto a los demás participantes.

A pesar de tener una ligera desventaja por no tener cola para equilibrarse en las curvas cerradas, logró mantenerse firme gracias a las técnicas especiales que había aprendido con Lola. Finalmente, cruzó la meta en segundo lugar detrás del veloz conejo del barrio.

Aunque no ganó la carrera, recibió una ovación por parte del público por su esfuerzo y dedicación. Todos los animales lo felicitaron por su valentía y determinación, demostrando así que las limitaciones físicas no eran impedimento para alcanzar grandes logros.

Desde ese día en adelante, Lucas siguió practicando deportes junto a sus amigos mientras compartía con orgullo cómo había superado sus miedos gracias al apoyo incondicional de su gran amiga Coneja Lola.

FIN.

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