La valentía de Lucas
Había una vez, en un pequeño pueblo rodeado por un espeso bosque, una alma en pena que vagaba sin rumbo fijo. Era tenebrosa y cruel, asustando a todos los habitantes con su presencia.
La gente del pueblo vivía atemorizada y evitaba adentrarse en el bosque donde ella se encontraba. Un día, llegó al pueblo un valiente niño llamado Lucas.
A diferencia de los demás, él no tenía miedo de la alma en pena y decidió enfrentarla para intentar entender qué era lo que le ocurría. Sin embargo, antes de emprender su misión, decidió buscar ayuda. Lucas se dirigió al anciano sabio del pueblo y le contó sobre la alma en pena.
El anciano escuchó atentamente y decidió guiar a Lucas hacia el río sagrado que estaba cerca del bosque. "En las profundidades de ese río encontrarás respuestas", dijo el sabio.
Sin perder tiempo, Lucas siguió las indicaciones del anciano y se adentró en el bosque hasta llegar al río sagrado. Al acercarse a sus orillas, pudo ver cómo la alma en pena lloraba desconsoladamente. "¿Por qué estás tan triste?", preguntó Lucas compasivamente.
La alma en pena levantó su mirada sorprendida ante la pregunta inesperada de aquel valiente niño. Nadie antes había mostrado interés por ella. "Soy así porque me siento sola y abandonada", respondió con voz temblorosa. Lucas se acercó lentamente a ella sin mostrar ningún tipo de temor.
"No debes sentirte sola", dijo con ternura. "Todos merecemos amor y comprensión, incluso tú". La alma en pena miró a Lucas con incredulidad, pero sus palabras comenzaron a resonar en su interior. "Pero...
¿cómo puedo encontrar el amor si soy tenebrosa y cruel?", preguntó tristemente. Lucas sonrió amablemente y le respondió: "No importa cómo seas por fuera, lo que realmente importa es cómo eres por dentro.
Si te permites abrir tu corazón y ser amable, podrás recibir el amor de los demás". La alma en pena reflexionó sobre las palabras del niño y se dio cuenta de que tenía razón.
Decidió darle una oportunidad al cambio y comenzar a ser más amable con aquellos que se cruzaban en su camino. El pueblo notó el cambio gradual en la alma en pena y dejaron de temerle. Poco a poco, la gente empezó a acercarse a ella ofreciéndole ayuda y compañía.
La alma en pena finalmente encontró la felicidad que tanto anhelaba. Desde ese día, todos aprendieron una valiosa lección: nunca juzgar por las apariencias externas, ya que todos merecen una oportunidad para cambiar y encontrar la felicidad.
Y así fue como gracias al valor e interés de un pequeño niño llamado Lucas, la alma en pena logró transformarse en un ser lleno de luz que iluminaba el bosque con su bondad y compasión. Fin.
FIN.