La valentía de Luli



Luli Pampin estaba emocionada por comenzar el colegio. Era una niña curiosa y llena de energía que siempre quería aprender cosas nuevas.

Su mamá la llevó al primer día de clases, le dio un beso en la mejilla y le deseó suerte. Luli entró al aula y vio a muchos niños sentados en sus pupitres, algunos hablando entre ellos y otros leyendo libros.

La maestra se presentó como la señorita Ana y les explicó lo que iban a hacer durante el día. "Buenos días chicos, hoy vamos a empezar con una actividad muy divertida para conocernos mejor. Cada uno va a decir su nombre y algo que le gusta hacer", dijo la señorita Ana.

Uno por uno los niños fueron diciendo sus nombres y Luli estaba muy nerviosa porque no sabía qué decir. Cuando llegó su turno, se levantó de su silla con determinación.

"Hola chicos, mi nombre es Luli Pampin y me gusta mucho leer cuentos de hadas", dijo sonriendo.

Los demás niños se quedaron callados por un momento hasta que uno de ellos preguntó: "¿Cuentos de hadas? ¿Eso es para chicas?"Luli se sintió triste al escuchar eso pero decidió no dejar que sus palabras la afectaran. Sabía que los cuentos eran para todos, sin importar si eran chicos o chicas.

"Claro que no, los cuentos son para todos los niños valientes que quieren aventurarse en mundos mágicos llenos de fantasía", respondió Luli con seguridad en su voz. Los demás niños se sorprendieron por lo seguro que hablaba Luli y decidieron escucharla. La señorita Ana sonrió al ver que Luli había logrado captar la atención de sus compañeros.

"Bueno chicos, ahora vamos a hacer un juego en el que tendrán que trabajar en equipo para encontrar pistas y resolver un acertijo", dijo la señorita Ana. Luli estaba emocionada por el nuevo desafío y decidió poner todo su empeño en ganar.

Los niños se dividieron en grupos y comenzaron a buscar las pistas escondidas por toda la clase. Luli estaba muy concentrada cuando de repente encontró una pista debajo del pupitre de uno de sus compañeros.

"¡Chicos, chicos! ¡Encontré una pista!", gritó Luli emocionada. Los demás niños se acercaron corriendo para ver lo que había encontrado. Entre todos lograron descifrar el acertijo y ganaron el juego.

Al final del día, Luli se dio cuenta de que había aprendido muchas cosas nuevas pero lo más importante era haber demostrado que los cuentos no eran solo para chicas o chicos, sino para todos los valientes dispuestos a aventurarse en mundos mágicos llenos de fantasía.

FIN.

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