La valentía de Makenzi



Había una vez una niña llamada Makenzi, que se mudó a un nuevo pueblo y tuvo que comenzar en una escuela nueva. Estaba emocionada pero también un poco nerviosa por conocer a sus nuevos compañeros de clase.

El primer día de clases, Makenzi llegó temprano a la escuela con su mochila llena de expectativas. Al entrar al salón, todos los niños ya estaban sentados en sus pupitres.

La maestra, la señorita Valeria, le dio la bienvenida y presentó a Makenzi ante el resto de los alumnos. Makenzi miró alrededor y vio caras desconocidas. Todos parecían ocupados hablando entre ellos y no le prestaron mucha atención.

Esto hizo que se sintiera un poco desanimada, pero decidió no dejarse vencer por eso. Durante el recreo, Makenzi se acercó a un grupo de niños que estaban jugando fútbol en el patio. Ella amaba jugar fútbol y pensó que sería una buena oportunidad para hacer nuevos amigos.

- ¡Hola! ¿Puedo unirme a ustedes? - preguntó Makenzi con entusiasmo. Los niños se miraron entre sí y luego uno de ellos respondió:- No sé... eres nueva aquí. No sabemos si puedes jugar bien.

Makenzi no dejó que esos comentarios negativos la afectaran. Sabía que era buena jugando fútbol y estaba decidida a demostrarlo. - Déjenme mostrarles lo buena que soy - dijo con determinación mientras tomaba el balón y comenzaba a driblar hábilmente entre los otros jugadores.

Los niños quedaron asombrados por las habilidades de Makenzi. La miraron con admiración y finalmente aceptaron que se uniera a su juego.

A medida que pasaban los días, Makenzi se esforzó por participar en todas las actividades de la escuela. Se unió al coro, al club de arte y también ayudaba a sus compañeros con sus tareas.

Un día, durante una clase de matemáticas, la señorita Valeria anunció que habría una competencia de cálculo mental entre todos los estudiantes. El ganador recibiría un premio especial. Makenzi estaba emocionada y decidió prepararse para la competencia estudiando mucho en casa. Pasaba horas practicando sumas, restas y multiplicaciones.

Llegó el gran día de la competencia y todos los estudiantes estaban nerviosos. Uno por uno fueron llamados al frente para responder preguntas difíciles de matemáticas. Cuando llegó el turno de Makenzi, ella se paró frente a toda la clase con confianza.

La maestra le hizo una pregunta complicada:- ¿Cuánto es 238 dividido por 7? Makenzi pensó rápidamente y respondió correctamente: "El resultado es 34". Todos quedaron impresionados con su habilidad para resolver problemas matemáticos tan rápido y preciso.

La señorita Valeria felicitó a Makenzi por su desempeño sobresaliente y le entregó el premio especial: un libro lleno de historias inspiradoras. A partir de ese momento, Makenzi se convirtió en una figura admirada en su escuela.

Los niños comenzaron a acercarse a ella para pedirle ayuda con sus tareas y también para jugar juntos durante el recreo. Makenzi aprendió una valiosa lección: no importa cuán difícil sea empezar en un lugar nuevo, siempre puedes hacer amigos si te esfuerzas y muestras tus habilidades.

Además, descubrió que la confianza en sí misma era clave para superar cualquier obstáculo que se presentara en su camino. Desde ese día, Makenzi siguió siendo una niña amable y generosa con todos sus compañeros de clase, ayudándolos a crecer y aprender juntos.

Y así, con su actitud positiva y su amor por los demás, Makenzi dejó una huella imborrable en la escuela.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!