La valentía de Martín



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, un niño llamado Martín. Martín era valiente durante el día: jugaba al fútbol, trepaba árboles y ayudaba a su abuela en el jardín.

Pero cuando llegaba la noche, el miedo se apoderaba de él. Martín tenía mucho miedo de dormir solo en su habitación. La oscuridad le producía escalofríos y los ruidos de la casa parecían monstruos acechando en las sombras.

Sus amigos, que no entendían su miedo, se burlaban de él todos los días en la escuela. Un día, cansado de las burlas y decidido a vencer su miedo, Martín decidió pedir ayuda a alguien muy especial: su abuelita Rosita.

Abuelita Rosita era conocida en todo el pueblo por sus sabios consejos y por tener siempre una sonrisa cálida para regalar. "Abuelita, tengo mucho miedo de dormir solo en mi habitación.

Mis amigos se burlan de mí y ya no sé qué hacer", le confesó Martín con los ojos llenos de lágrimas. Abuelita Rosita lo miró con ternura y le dijo: "Martín, entiendo tu miedo pero recuerda que dentro de ti hay una fuerza increíble capaz de enfrentar cualquier desafío.

¿Qué te parece si buscamos juntos una manera de hacer que tus noches sean más tranquilas?". Así fue como Martín y su abuelita comenzaron a trabajar juntos para superar el miedo del niño.

Primero decoraron la habitación con luces coloridas que hacían desaparecer las sombras tenebrosas. Luego inventaron historias divertidas antes de dormir para alejar los pensamientos negativos.

Poco a poco, gracias al amor incondicional de su abuelita y a su propia valentía, Martín empezó a sentirse más seguro durante la noche. Ya no temía quedarse solo en la oscuridad y sus amigos notaron el cambio en él.

Una tarde, mientras jugaban juntos en el parque, uno de sus amigos le preguntó curioso: "¿Martín, cómo hiciste para dejar atrás tu miedo?". Y Martín respondió con orgullo: "Gracias al amor y apoyo incondicional de mi abuelita Rosita". Desde ese día, Martín se convirtió en un ejemplo para todos los niños del pueblo.

Les enseñó que no hay nada malo en tener miedos pero que lo importante es enfrentarlos con valentía y buscar ayuda cuando sea necesario.

Y así, entre risas y juegos bajo el sol radiante de Villa Esperanza, Martín comprendió que nunca está solo cuando tiene a personas que lo aman cerca. Y que los verdaderos amigos son aquellos que te apoyan en tus momentos más difíciles sin juzgarte ni burlarse.

Y colorín colorado este cuento ha terminado pero recuerda ¡nunca temas pedir ayuda cuando lo necesites!

FIN.

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