La valentía de Martina y Tito



La ogrita se llamaba Martina y su amigo era un pequeño duende llamado Tito. Ambos eran inseparables y les encantaba recorrer el bosque juntos en busca de aventuras.

Un día, mientras caminaban entre los árboles, escucharon un estruendo que provenía de lo profundo del bosque. Curiosos, decidieron acercarse para ver qué ocurría. Para su sorpresa, se encontraron con un gigante malvado que bloqueaba el camino con una enorme roca.

Martina y Tito se miraron preocupados, pero no perdieron la esperanza. Sabían que debían enfrentar al gigante si querían seguir su camino hacia casa. Martina recordó las enseñanzas de su abuela sobre la importancia de ser valiente y nunca rendirse frente a los desafíos.

"¡Hola, señor Gigante! ¿Por qué nos impide el paso?", preguntó Martina con voz firme. El gigante los miró con desdén y respondió: "Este es mi bosque y nadie pasa sin mi permiso.

Si quieren cruzar, tendrán que derrotarme en una competencia". Martina y Tito intercambiaron miradas determinadas. Estaban dispuestos a hacer lo que fuera necesario para continuar su camino.

El gigante propuso una serie de desafíos: una carrera hasta el río más cercano, una competencia de fuerza levantando troncos y una prueba de astucia resolviendo acertijos. Martina demostró ser veloz en la carrera, Tito sorprendió a todos levantando un tronco más grande que él mismo y juntos resolvieron los acertijos con ingenio.

El gigante malvado no podía creer lo que veía: dos criaturas tan pequeñas habían logrado superarlo en todas las pruebas. "¡Han ganado! Pueden pasar", dijo el gigante resignado ante la valentía y habilidad de Martina y Tito.

Los amigos continuaron su camino por el bosque, sintiéndose orgullosos de haber vencido al temible gigante malvado gracias a su coraje, trabajo en equipo y astucia. Aprendieron que siempre hay soluciones a los problemas si uno mantiene la calma y confía en sus habilidades.

Al llegar a casa, Martina le contó a su abuela sobre la emocionante aventura vivida ese día. La sabia ogresa sonrió orgullosa al ver cómo su nieta había demostrado ser valiente e inteligente frente a la adversidad.

Desde entonces, Martina y Tito siguieron explorando juntos el bosque, enfrentando nuevos retos con valentía y amistad como sus mejores aliados.

Y cada vez que recordaban aquella vez que vencieron al gigante malvado, lo hacían con una sonrisa en el rostro sabiendo que juntos podían superar cualquier obstáculo que se interpusiera en su camino.

FIN.

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