La valentía de Mya



Había una vez en un reino muy lejano, una princesita llamada Mya. Ella era la niña más inteligente y encantadora que jamás se había visto.

Con sus rizos dorados y su risa contagiosa, alegraba el corazón de todos los que tenían la suerte de conocerla. Mya vivía en un hermoso castillo junto a sus papás, quienes la adoraban con locura. Cada día, la pequeña princesa disfrutaba de diversas actividades que llenaban su vida de alegría.

Le encantaba bailar al ritmo de las melodías alegres que sonaban en el castillo, y cantar con una voz dulce que parecía traer luz a cada rincón.

Pero lo que más disfrutaba Mya era comer sus comidas favoritas: gelatina, plátanos y tomar teteros antes de irse a dormir. ¡Qué delicia para ella! Su risita resonaba por todo el castillo cada vez que probaba uno de estos manjares.

Un día, mientras paseaba por los jardines del castillo, Mya se encontró con un hada madrina muy especial. El hada le dijo:"Querida Mya, eres una princesita muy valiente y generosa. Pero recuerda siempre ser amable con los demás y ayudar a quienes lo necesiten.

"Mya asintió emocionada ante las palabras del hada madrina y decidió seguir su consejo. Desde ese día, la pequeña princesa se esforzó por ser aún más amable con todos los habitantes del reino.

Poco después, una terrible noticia llegó al castillo: un dragón estaba causando estragos en las tierras cercanas y amenazaba con destruirlo todo a su paso. Los habitantes estaban atemorizados y no sabían qué hacer. Mya sintió compasión por ellos y decidió actuar.

Con valentía en el corazón, se acercó al dragón y comenzó a cantar una canción llena de amor y paz. El monstruo quedó cautivado por la dulce voz de la princesita y poco a poco fue calmándose hasta convertirse en un simpático lagarto inofensivo.

El reino entero celebró la valentía y bondad de Mya, quien demostró que no hace falta ser grande para hacer grandes cosas. Desde ese día, la princesita siguió siendo admirada por todos como símbolo de amor e inspiración.

Y así, entre bailes, risas y comidas deliciosas, Mya vivió feliz para siempre en su hermoso castillo junto a quienes tanto la querían.

FIN.

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