La valentía de Nieve y Copo


En un frío día de invierno, dos muñecos de nieve fueron creados en la cima de una montaña. El primero, llamado Nieve, era alto y delgado, con una bufanda roja alrededor de su cuello.

El segundo se llamaba Copo y era más pequeño y redondo, con un sombrero azul brillante en su cabeza. Desde el momento en que sus ojos de botones se encontraron, Nieve y Copo se convirtieron en amigos inseparables.

Juntos reían mientras veían caer los copos de nieve sobre ellos, creando un paisaje blanco y mágico a su alrededor. Un día, mientras jugaban entre las nubes, escucharon risas provenientes de lo alto.

Era el Sol radiante que les dijo: "¡Hola amigos! ¿Por qué no bajan a jugar conmigo?". Los muñecos de nieve se miraron emocionados y aceptaron la invitación sin dudarlo. Bajaron la montaña con cuidado para no derretirse con el calor del Sol.

Una vez abajo, corrieron por los campos nevados llenos de árboles cubiertos de escarcha. Se deslizaron por las colinas e hicieron competencias para ver quién llegaba más lejos.

De repente, una ráfaga de viento fuerte sopló a través del campo y separó a Nieve y Copo. Nieve rodó cuesta abajo sin control hasta detenerse al borde de un arroyo helado. Estaba asustado y solo gritaba: "¡Copo! ¡Ayúdame!".

Copo escuchó los gritos desesperados de su amigo y corrió hacia él lo más rápido que pudo. Con valentía extendió sus brazos hacia Nieve y logró sujetarlo justo a tiempo antes de caer al agua helada. "¡Gracias amigo! Pensé que nunca volvería a verte" -dijo Nieve emocionado mientras abrazaba a Copo con cariño.

"No te preocupes, siempre estaré aquí para ti" -respondió Copo sonriendo. Los dos muñecos regresaron juntos a la cima de la montaña donde habían sido creados originalmente. Allí prometieron cuidarse mutuamente y seguir siendo amigos para siempre.

Desde ese día en adelante, Nieve y Copo continuaron jugando entre las nubes pero ahora con una amistad aún más fuerte que los mantenía unidos pase lo que pase.

Y así demostraron que incluso en los momentos más difíciles, el verdadero valor de la amistad es estar allí el uno para el otro cuando más se necesita.

Dirección del Cuentito copiada!