La valentía de Tibias


Había una vez un pequeño ratón llamado Tibias que vivía en el bosque junto a su familia. Tibias era curioso y aventurero, siempre buscando nuevas emociones y experiencias.

Un día, mientras exploraba cerca de un río, escuchó unos gritos desesperados. "- ¡Ayuda! ¡Socorro!" - se escuchaba desde la orilla del río. Tibias corrió hacia donde provenían los gritos y encontró a una ranita atrapada enredada entre unas ramas.

Sin dudarlo ni un segundo, el valiente ratoncito se lanzó al agua para rescatarla. "- Tranquila, ranita. No te preocupes, voy a sacarte de aquí" - dijo Tibias con determinación.

Con mucho esfuerzo y habilidad, Tibias logró liberar a la ranita de las ramas y la llevó hasta la orilla del río. La ranita estaba muy agradecida. "- Muchas gracias por salvarme, Tibias. Mi nombre es Saltarina y soy una princesa transformada en rana por un malvado hechizo" - le explicó la ranita con tristeza.

Tibias sintió mucha pena por Saltarina y decidió ayudarla a encontrar una solución para romper el hechizo que la mantenía convertida en rana. Juntos emprendieron un viaje lleno de aventuras en busca de alguien que pudiera ayudarlos.

En su camino conocieron a personajes muy peculiares como Don gordon, el sapo sabio; Lila, la libélula parlanchina; y Picocho, el pájaro carpintero experto en magia.

Cada uno de ellos les dio pistas y consejos para encontrar a la única persona capaz de romper el hechizo: la bruja Luna Mágica, que vivía en lo más profundo del Bosque Encantado. Después de superar muchos obstáculos y resolver acertijos, Tibias y Saltarina llegaron finalmente al Bosque Encantado.

Allí encontraron a Luna Mágica, una anciana amable y sabia que los escuchó atentamente. "- Para romper el hechizo, necesitarán una gota del agua más pura del manantial oculto en la montaña más alta" - explicó Luna Mágica.

Tibias y Saltarina no perdieron tiempo y se dirigieron hacia la montaña más alta. Escalaron con valentía hasta llegar a la cima, donde encontraron un hermoso manantial rodeado de flores mágicas. Tibias llenó un pequeño frasco con agua cristalina mientras Saltarina esperaba ansiosa.

Al regresar junto a Luna Mágica, ella tomó el frasco con agua del manantial y pronunció unas palabras misteriosas. De repente, Saltarina comenzó a brillar intensamente hasta que su forma de rana desapareció por completo.

En su lugar estaba una hermosa princesa con vestido azul. "- ¡Lo logramos! ¡El hechizo ha sido roto!" - exclamó emocionado Tibias. Saltarina le dio un abrazo agradecido al ratoncito. "- Gracias por nunca rendirte, Tibias.

No solo me has salvado, sino que también has demostrado ser un verdadero amigo" - le dijo la princesa Saltarina. Tibias sonrió orgulloso y feliz de haber ayudado a su nueva amiga.

Juntos regresaron al bosque, donde celebraron el final del hechizo con una gran fiesta a la que asistieron todos los personajes que habían conocido en su viaje.

Desde aquel día, Tibias y Saltarina se convirtieron en inseparables amigos, recordando siempre la importancia de la valentía, la perseverancia y la amistad en cada aventura que vivían juntos. Y así, Tibias aprendió que no importa cuán pequeño o insignificante puedas parecer, siempre puedes hacer grandes cosas si tienes el coraje para intentarlo.

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