La valiente abeja exploradora
Había una vez en un frondoso jardín, una abeja llamada Pepona. Ella era conocida por su espíritu aventurero y su amor por explorar nuevos lugares.
Mientras las demás abejas se dedicaban a recolectar néctar en el mismo campo de flores de siempre, Pepona ansiaba descubrir otros lugares lejanos. "¿Por qué siempre tenemos que visitar las mismas flores?", se preguntaba Pepona desafiante. Un día, decidió emprender una exploración por su cuenta.
Mientras se alejaba del área segura del jardín, Pepona fue cautelosa pero emocionada por lo desconocido que se avecinaba. En su viaje, conoció a otras abejas de diferentes colmenas, escuchó historias sobre flores exóticas y desafió a avispas y abejorros enormes.
Sin embargo, un día se encontró con una barrera insuperable, un enorme río que bloqueaba su camino hacia un campo lleno de flores multicolores. Determinada a llegar a su destino, Pepona buscó la manera de cruzar.
Fue entonces cuando recordó algo que había escuchado de una abeja mayor: las piedras del río eran en realidad troncos petrificados que podían flotar si se subía con cuidado. Sin dudarlo, se ajustó el chaleco salvavidas que siempre llevaba consigo, tomó impulso y saltó sobre un tronco.
Logró llegar al otro lado del río y cumplir su sueño de conocer las flores más maravillosas que jamás había visto. Al regresar a su colmena, Pepona fue recibida como una heroína.
Su valentía y determinación inspiraron a otras abejas a ampliar sus horizontes y descubrir nuevos lugares. Desde entonces, Pepona se convirtió en la abeja exploradora más admirada del jardín, y su historia se transmitió de generación en generación como un ejemplo de valentía y perseverancia.
FIN.