La valiente aventura de Sharon y los sapos


Había una vez una niña llamada Sharon, que era muy inteligente y creativa. Siempre estaba inventando cosas nuevas y sorprendiendo a todos con su ingenio. Sin embargo, había algo que le causaba mucho miedo: los sapos.

A pesar de ser valiente en muchas otras situaciones, cada vez que veía un sapo, Sharon se paralizaba de miedo. No entendía por qué esos pequeños animales la asustaban tanto, pero no podía evitarlo.

Un día, mientras jugaba en el jardín de su casa, Sharon vio a su vecino Lucas atrapando sapos con un frasco. Aunque sentía curiosidad por acercarse y verlos de cerca, el miedo la detenía.

- ¡Lucas! ¿Por qué te gustan tanto los sapos? - preguntó Sharon con voz temblorosa. - Bueno, a mí me parecen interesantes y divertidos. Además, no son peligrosos - respondió Lucas mientras soltaba uno de los sapos en el pasto. Sharon se quedó pensativa por un momento.

Tal vez tenía razón; quizás los sapos no eran tan malos como ella creía. Decidió enfrentar su miedo y acercarse lentamente al sapo liberado por Lucas. Para su sorpresa, el sapo saltó hacia ella sin hacerle daño alguno.

Sharon rió nerviosamente y comenzó a sentirse más cómoda cerca del animalito verde. Desde ese día, Sharon empezó a investigar sobre los sapos en internet y en libros de ciencia natural.

Descubrió que estos pequeños anfibios eran importantes para el ecosistema porque comían insectos dañinos para las plantas. Con cada nueva información que Sharon obtenía, su miedo a los sapos se iba desvaneciendo. Decidió enfrentar su miedo por completo y se propuso hacer algo especial con ellos.

Un día, Sharon organizó una exposición en la escuela sobre los sapos. Preparó carteles, maquetas y hasta un pequeño terrario donde colocó algunos sapos que había atrapado junto a Lucas (pero luego los liberaron nuevamente).

La exposición fue un éxito y todos en la escuela quedaron impresionados con el conocimiento de Sharon sobre esos pequeños animales. Incluso aquellos que también les tenían miedo empezaron a verlos de una manera diferente.

Sharon se dio cuenta de lo importante que era superar sus miedos y convertirlos en oportunidades de aprendizaje. A partir de ese momento, decidió enfrentar cualquier otro temor que pudiera surgir en su camino.

Desde entonces, Sharon siguió siendo una niña inteligente, traviesa y creativa, pero ahora también era valiente y no dejaba que el miedo le impidiera descubrir nuevas cosas maravillosas en el mundo. Y así, gracias a su determinación y curiosidad, Sharon se convirtió en una fuente de inspiración para otros niños que también querían superar sus propios temores.

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