La valiente búsqueda de Clementina



Había una vez una gallina llamada Clementina que vivía en un granero junto a sus pollitos. Era una madre muy amorosa y siempre se aseguraba de cuidar a sus pequeños con mucho cariño.

Pero un día, mientras jugaban en el granero, uno de los pollitos se escapó volando por la ventana abierta. Clementina se dio cuenta rápidamente de lo sucedido y sintió un gran dolor en su corazón al ver que uno de sus hijos estaba perdido.

Decidió emprender una valiente búsqueda para encontrarlo, sin importar qué obstáculos pudiera encontrar en el camino. La gallina sabía que su pollito aventurero podría estar en cualquier lugar, así que decidió buscarlo en los ocho planetas del sistema solar.

Con determinación y esperanza, partió hacia Mercurio, el planeta más cercano al sol. Cuando llegó allí, Clementina buscó por todos lados y preguntó a cada animalito que encontraba si habían visto a su hijo.

Pero nadie había visto al pequeño pollito perdido. Triste pero sin rendirse, continuó su viaje hacia Venus. En Venus, Clementina caminó entre las nubes intentando divisar alguna señal de su hijo.

Buscó debajo de las flores brillantes y preguntó a las mariposas si habían visto al pollito perdido. Pero nuevamente no tuvo éxito. Sin desanimarse, decidió seguir adelante hacia la siguiente parada: Marte.

En Marte, Clementina exploró los paisajes rojizos y preguntó a los extraterrestres marcianos si habían visto a su pequeño pollito amarillo. Sin embargo, nadie había visto al pollito por allí. Aunque estaba cansada y desilusionada, no se rindió y continuó su búsqueda en Júpiter.

En Júpiter, Clementina quedó maravillada por el tamaño gigantesco del planeta y sus imponentes tormentas de gas. Buscó entre las nubes y preguntó a los enormes elefantes voladores si habían visto a su hijo. Pero una vez más, no tuvo éxito en su búsqueda.

El siguiente destino era Saturno, con sus hermosos anillos brillantes. Clementina recorrió cada uno de ellos esperando encontrar alguna pista sobre su pollito perdido. Preguntó a los astronautas espaciales que habitaban allí, pero ninguno había visto al pequeño pollito amarillo.

Después de visitar Urano y Neptuno sin resultados positivos, la gallina llegó finalmente a Plutón, el último planeta del sistema solar. En este pequeño y frío lugar, Clementina pensaba que tal vez podría tener suerte y encontrar a su hijo.

Sin embargo, después de buscar durante horas bajo la débil luz del sol lejano, Clementina aún no encontraba ninguna señal de su pollito perdido. Estaba agotada y triste cuando escuchó un débil "¡Clementina!" desde detrás de un montículo de nieve.

Rápidamente corrió hacia allí y encontró a su hijo temblando de frío pero ileso. Lo abrazó con fuerza mientras ambos lloraban lágrimas felices. "¡Mi querido hijo! ¡Te he encontrado!", dijo Clementina emocionada.

"Mamá", respondió el pollito, "me perdí y no sabía cómo volver a casa. Pero siempre supe que me encontrarías. "Clementina comprendió entonces que lo más importante era el amor y la conexión entre ellos.

Aunque había recorrido los ocho planetas del sistema solar, se dio cuenta de que el verdadero hogar estaba en su corazón. Regresaron al granero juntos, donde Clementina presentó a su pequeño pollito a sus hermanos. Todos celebraron con alegría el reencuentro y prometieron cuidarse mutuamente para siempre.

Desde aquel día, la gallina Clementina les enseñó a sus pollitos la importancia de estar unidos y nunca perderse de vista.

Y aunque habían viajado por todo el sistema solar, aprendieron que el amor de una madre es lo más valioso de todos los tesoros del universo. Y así, Clementina y sus pollitos vivieron felices en el granero, recordando siempre la aventura que los unió aún más como familia.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!