La valiente Florita y la liberación del jardín



Había una vez un hermoso jardín lleno de flores de todos los colores. Las rosas rojas, los girasoles amarillos y las margaritas blancas adornaban el lugar con su belleza y fragancia.

Pero algo extraño estaba sucediendo en ese jardín: las hormigas estaban desapareciendo. Las pequeñas hormigas trabajadoras solían ser las encargadas de cuidar y mantener el jardín, pero poco a poco iban desapareciendo sin dejar rastro.

Los animales del jardín estaban preocupados, pues sabían que sin la ayuda de las hormigas, el jardín no podría sobrevivir por mucho tiempo. Un día, Florita, una joven mariquita muy curiosa y valiente, decidió investigar qué estaba pasando con las hormigas.

Se acercó a la entrada del hormiguero y llamó a la puerta. - ¡Hola! ¿Hay alguien ahí? Soy Florita, la mariquita - dijo con entusiasmo. Una pequeña hormiga asomó la cabeza desde adentro del hormiguero y respondió:- ¡Oh! Hola Florita, soy Hormiguita.

¿En qué puedo ayudarte? - He notado que muchas de tus compañeras han desaparecido últimamente. ¿Sabes lo que está sucediendo? - preguntó Florita preocupada. Hormiguita suspiró antes de responder:- Sí, es cierto. Nuestras hermanitas están siendo capturadas por una malvada araña llamada Aracne.

Nos obliga a trabajar para ella en su telaraña y nos impide volver al jardín. Florita se sorprendió al escuchar esto y decidió ayudar a las hormigas. Juntas, idearon un plan para liberarlas de las garras de la araña.

En una noche estrellada, Florita y Hormiguita se acercaron sigilosamente al telaraña donde Aracne tenía atrapadas a las hormigas.

Utilizando su agilidad y astucia, lograron cortar los hilos de la telaraña uno por uno sin ser vistas por la araña. Cuando todas las hormigas estuvieron libres, comenzaron a correr hacia el jardín. Pero antes de irse, Florita tuvo una idea brillante. - ¡Esperen! - exclamó Florita.

- Si queremos mantener nuestro jardín hermoso y lleno de vida, debemos trabajar juntos. Las hormigas asintieron emocionadas y decidieron formar un equipo con Florita para cuidar del jardín.

Cada día trabajaban incansablemente: las hormigas cavaban túneles subterráneos para nutrir la tierra, mientras que Florita volaba de flor en flor esparciendo polen y ayudando a que crecieran nuevas plantitas. Gracias al trabajo en equipo entre las hormigas y Florita, el jardín volvió a florecer más hermoso que nunca.

Las flores crecían altas y coloridas, llenando el aire con su dulce aroma. Desde ese día en adelante, todos los animales del jardín aprendieron lo importante que era trabajar en equipo para cuidar su hogar.

Y así, gracias a la valentía e inteligencia de Florita y la dedicación de las hormigas, el jardín se convirtió en un lugar mágico donde todos vivieron felices para siempre. Y colorín, colorado, este cuento ha terminado.

FIN.

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