La valiente misión de Benito y Lola


Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, un ratón muy juguetón llamado Benito. Benito vivía en una vieja casa abandonada cerca del campo, donde pasaba sus días explorando y buscando aventuras.

Un día soleado, mientras saltaba de hoja en hoja, Benito se encontró con su amiga la mariquita Lola. "¡Hola Lola! ¿Qué estás haciendo hoy?", preguntó Benito emocionado. Lola sonrió y respondió: "Estoy buscando flores para decorar mi hogar.

¿Quieres ayudarme?"Benito asintió con entusiasmo y juntos comenzaron a buscar las flores más coloridas y hermosas que pudieran encontrar. Mientras caminaban por el campo, vieron una gran colina verde. "¿Qué crees que hay al otro lado de esa colina?", preguntó Benito curioso.

"No lo sé", respondió Lola. "Pero podríamos descubrirlo juntos". Decididos a explorar lo desconocido, subieron la colina corriendo y riendo. Al llegar a la cima, quedaron maravillados al ver un hermoso bosque lleno de árboles altos y frondosos.

Mientras se adentraban en el bosque, escucharon un ruido extraño proveniente de un arbusto cercano. Con cuidado se acercaron sigilosamente hasta que vieron a una tortuga atrapada entre las ramas. "Oh no", dijo Benito preocupado. "Tenemos que salvarla".

Con mucho esfuerzo lograron liberar a la tortuga llamada Tomás. Agradecido, Tomás les mostró el camino de regreso al pueblo y les contó historias fascinantes sobre su vida en el bosque.

A medida que avanzaban, Benito y Lola se dieron cuenta de que estaban perdidos. No sabían cómo volver a casa. "¡No te preocupes!", exclamó Tomás. "Conozco un atajo que nos llevará de regreso".

Siguiendo las indicaciones de Tomás, finalmente llegaron al pueblo justo antes del anochecer. Estaban cansados pero felices por todas las aventuras vividas ese día. "Gracias por todo, Tomás", dijo Benito emocionado. "Hemos tenido un día increíble gracias a ti". Tomás sonrió y respondió: "Ha sido un placer ayudarlos.

Recuerden siempre explorar con precaución y estar dispuestos a ayudar a los demás". Benito y Lola asintieron y se despidieron de su nuevo amigo tortuga.

Mientras caminaban hacia la vieja casa abandonada, reflexionaron sobre lo importante que era ser amables y valientes. Desde aquel día, Benito se convirtió en el ratón más querido del pueblo. Siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás, inspirando a todos con su espíritu aventurero.

Y así fue como el ratón juguetón aprendió que la verdadera diversión no solo radica en jugar, sino también en descubrir nuevas cosas y hacer el bien junto a sus amigos.

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