Había una vez en un pequeño pueblo de un bosque encantado, una valiente niña llamada Sofía.
Un día, su abuela enfermó y Sofía decidió llevarle una cesta llena de deliciosas golosinas.
-"No te preocupes, abuelita, estaré allí pronto", prometió la niña mientras se adentraba en el frondoso bosque.
En su camino, se encontró con un lobo astuto que le dijo: -"¿A dónde vas, pequeña niña?" -"Voy a visitar a mi abuelita enferma", respondió Sofía.
El lobo, con ojos brillantes y una sonrisa siniestra, pensó en un plan para llegar primero a la casa de la abuela.
Mientras tanto, un valiente cazador escuchó al lobo y a la niña, y decidió seguirlos para proteger a Sofía.
Cuando llegó a la casa de la abuela, el lobo fingió ser la niña y la abuela aceptó abrir la puerta.
Pero en ese momento, el cazador apareció y ahuyentó al lobo.
Sofía llegó justo a tiempo para abrazar a su valiente abuela.
Desde ese día, la niña aprendió que es importante ser precavida y siempre estar atenta a los peligros del bosque.
Y el lobo comprendió que su astucia no siempre le serviría.
El cazador demostró que la valentía y la protección son importantes para cuidar a los demás.
Y la abuela, agradecida, enseñó a Sofía a ser fuerte y sabia en el bosque mágico.