La valiente sonrisa de Laura
Había una vez una niña llamada Laura, quien tenía miedo de ir al dentista. Cada vez que recordaba su visita anual al dentista, se ponía nerviosa y comenzaba a temblar.
Un día, Laura estaba jugando en el parque con su amiga Sofía cuando vio a un grupo de niños riendo y divirtiéndose. Se acercó para ver qué estaban haciendo y descubrió que estaban mostrando sus dientes limpios y saludables después de visitar al dentista.
Laura se sintió un poco avergonzada porque nunca había mostrado sus dientes en público. Decidió preguntarles cómo lo hacían sin tener miedo.
Los niños le contaron sobre la doctora Ana, una dentista muy amable que les explicaba todo lo que iba a hacer antes de empezar cualquier tratamiento dental. Intrigada por esta historia, Laura decidió hablar con su mamá sobre su miedo al dentista.
Su mamá le dijo: "Laura, entiendo tu preocupación, pero los dientes son muy importantes para nuestra salud general. Además, si no cuidamos nuestros dientes ahora, podríamos tener problemas más graves en el futuro". Laura reflexionó sobre las palabras de su mamá y finalmente decidió enfrentar su miedo al dentista.
Juntas hicieron una cita con la doctora Ana. El día de la cita llegó rápidamente y Laura estaba muy nerviosa mientras esperaba en la sala de espera del consultorio dental.
Pero justo cuando pensaba en escaparse corriendo, apareció la doctora Ana con una sonrisa cálida en el rostro. La doctora Ana notó el miedo en los ojos de Laura e inmediatamente comenzó a hablarle con dulzura: "Hola, Laura. Soy la doctora Ana.
Sé que estás un poco asustada, pero te prometo que seré muy cuidadosa y te explicaré todo lo que voy a hacer". Laura se sintió aliviada al escuchar las palabras de la doctora Ana.
Entraron juntas a la sala de tratamiento y la doctora le mostró todos los instrumentos dentales explicando para qué servían cada uno. Mientras trabajaba en los dientes de Laura, la doctora Ana le contaba historias divertidas sobre cepillarse los dientes y cómo mantener una sonrisa saludable.
Laura comenzó a relajarse y se dio cuenta de que el dentista no era tan malo como pensaba. Después de completar el tratamiento, la doctora Ana felicitó a Laura por su valentía y le regaló un pequeño espejo dental para que pudiera ver su hermosa sonrisa.
Desde ese día, Laura ya no tenía miedo de ir al dentista. Aprendió lo importante que era cuidar sus dientes para tener una sonrisa sana y bonita.
Ahora visitaba regularmente a la doctora Ana y siempre salía del consultorio dental con una gran sonrisa en su rostro. La historia de Laura es un recordatorio para todos nosotros sobre cómo enfrentar nuestros miedos puede llevarnos a descubrir cosas maravillosas. Y tú, ¿tienes algún miedo que estés dispuesto(a) a enfrentar?
FIN.