La valiente sonrisa de María


ir al dentista a revisar su dolor de dientes. María, aunque con miedo, decidió enfrentar sus temores y accedió a ir. Al llegar al consultorio del dentista, María se encontró con una sala llena de juguetes y colores brillantes.

La recepcionista le sonrió amablemente y le dio un libro para colorear mientras esperaba su turno. Poco a poco, el miedo de María comenzó a desvanecerse. Cuando llegó su turno, el dentista la recibió con una gran sonrisa.

Era una mujer muy amable y dulce que sabía cómo tratar con los niños. Le explicó a María que iba a revisar sus dientes para ver qué estaba causando el dolor.

María se sentó en la silla del dentista y miró todos los instrumentos extraños que estaban cerca de ella. El dentista notó su expresión asustada y le dijo: "No te preocupes, María. Estos instrumentos no hacen daño si los usamos correctamente".

El dentista comenzó a revisar los dientes de María con mucho cuidado mientras le explicaba lo importante que era cepillarse los dientes después de cada comida y limitar el consumo de dulces.

Le mostró cómo usar el cepillo dental adecuadamente e incluso le regaló uno nuevo. Mientras tanto, la madre de María observaba orgullosamente cómo su hija superaba su miedo al dentista. Sabía lo importante que era cuidar sus dientes desde pequeña para evitar problemas más graves en el futuro.

Después de revisar todos los dientes de María, el dentista encontró una pequeña caries en uno de ellos. Explicó que tenía que arreglarla para que el dolor desapareciera.

María comenzó a sentir miedo nuevamente, pero el dentista la tranquilizó diciendo: "No te preocupes, María. Voy a usar anestesia para que no sientas ningún dolor". El dentista arregló la caries de María con mucho cuidado y rapidez.

Mientras tanto, María se distrajo mirando un dibujo en el techo del consultorio dental. Cuando terminaron, el dentista le dio una pequeña bolsita llena de cepillos de dientes y pasta dental. También le mostró cómo utilizar hilo dental correctamente.

María salió del consultorio dental con una sonrisa en su rostro y un nuevo entusiasmo por cuidar sus dientes. A partir de ese día, ella dejó de comer tantos dulces y se aseguraba de cepillarse los dientes después de cada comida.

La historia de María inspiró a otros niños en su escuela a cuidar mejor sus dientes también. Ellos aprendieron que ir al dentista no era algo aterrador, sino necesario para mantener una buena salud bucal. Desde entonces, María visitaba al dentista regularmente sin miedo alguno.

Su experiencia había sido positiva y ahora entendía lo importante que era cuidar sus dientes desde temprana edad. Y así fue como María superó su miedo al dentista y descubrió la importancia de tener unos dientes sanos y fuertes.

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