La varita del amor



Había una vez una pequeña niña llamada Amor, quien era la hermana menor de dos chicos muy traviesos llamados Martín y Juan. Amor siempre se sentía un poco triste porque sus hermanos no le prestaban mucha atención.

Ellos siempre estaban ocupados jugando juntos y olvidaban incluirla en sus juegos. Un día, mientras Amor paseaba por el bosque cerca de su casa, encontró un misterioso objeto brillante entre los árboles. Era una varita mágica con poderes especiales.

Sin pensarlo dos veces, la tomó y comenzó a jugar con ella. De repente, la varita mágica comenzó a brillar intensamente y Amor fue transportada a un mundo lleno de criaturas fantásticas y coloridas.

Allí se encontró con un hada amable que le explicó que había sido elegida para cumplir una importante misión: ayudar a las personas a encontrar y compartir el amor verdadero. Amor estaba emocionada y decidida a cumplir su misión.

Regresó al mundo real con su nueva amiga hada y decidió utilizar sus poderes mágicos para enseñarle una valiosa lección a sus hermanos. Cuando llegaron a casa, Martín y Juan seguían jugando sin prestarle atención a Amor.

Entonces, ella levantó su varita mágica e hizo aparecer un espejo gigante frente a ellos. - ¡Miren! -exclamó Amor-. ¿Qué ven en este espejo? Martín miró el espejo y vio reflejado el rostro de Juan riendo mientras jugaba felizmente. - Veo a Juan divirtiéndose -dijo Martín.

- Ahora, Juan, mírate en el espejo. ¿Qué ves? -preguntó Amor. Juan miró su reflejo y vio a Martín riendo y jugando despreocupado. - Veo a Martín pasándola bien -respondió Juan.

Amor sonrió y les explicó la lección que había aprendido en el mundo mágico: "El amor verdadero es cuando nos preocupamos por el bienestar de los demás antes que por el nuestro propio".

Martín y Juan se miraron entre sí y comenzaron a darse cuenta de lo egoístas que habían sido con su hermana. Se sintieron tristes y arrepentidos por haberla excluido de sus juegos. A partir de ese día, Martín y Juan decidieron incluir siempre a Amor en todas sus actividades.

Jugaron juntos, compartieron risas y crearon recuerdos felices como una familia unida. Amor siguió utilizando su varita mágica para ayudar a otras personas a encontrar el amor verdadero.

Aprendió que no importaba si eran amigos, vecinos o desconocidos; todos merecían ser amados y aceptados tal como eran. Y así, Amor demostró al mundo cómo incluso la más pequeña puede tener un gran impacto cuando se trata de compartir amor genuino con los demás. Fin

FIN.

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