La varita mágica de Ale y la empatía nutridora
Había una vez una niña llamada Ale, que era alérgica a los frutos secos.
Cada día, Ale tenía que tener mucho cuidado con lo que comía, ya que cualquier pequeño rastro de nueces o almendras podía causarle una reacción alérgica grave. A pesar de ser muy cuidadosa y siempre llevar consigo su medicación para emergencias, Ale se enfrentaba a situaciones desagradables donde la gente a su alrededor no entendía la gravedad de su alergia.
En las fiestas de cumpleaños, en el colegio o incluso en casa de sus amigos, siempre había alguien que ofrecía un trozo de torta con nueces sin saber el peligro que representaba para Ale.
Un día, mientras paseaba por el bosque cerca de su casa, Ale encontró una varita mágica brillante escondida entre las ramas de un árbol. Al sostenerla en sus manos, la varita comenzó a brillar intensamente y una voz suave resonó en su cabeza.
"-¡Hola Ale! Soy la Varita Mágica de la Conciencia. He estado esperando por ti", dijo la voz mágica. Ale estaba sorprendida pero emocionada.
La Varita Mágica le explicó que tenía el poder especial de concienciar a las personas sobre las alergias alimentarias y hacerlas comprender lo importante que era respetar las necesidades y limitaciones de los demás.
Desde ese día, cada vez que Ale se encontraba en una situación donde corría el riesgo de estar expuesta a frutos secos, sacaba su Varita Mágica y pronunciaba unas palabras mágicas: "¡Conciencia activa!"Al instante, todos a su alrededor empezaban a prestar atención y se volvían conscientes del peligro de las alergias alimentarias.
Las personas dejaban de ofrecerle comida potencialmente peligrosa y se aseguraban de leer las etiquetas para evitar ingredientes dañinos. La vida de Ale cambió completamente gracias a la Varita Mágica. Ya no tenía que preocuparse constantemente por su alergia ni sentirse incomprendida por los demás.
La magia había traído consigo educación y empatía hacia aquellos con necesidades especiales como ella. Con el tiempo, gracias a la ayuda de la Varita Mágica, Ale logró crear un entorno seguro y libre de riesgos para las personas con alergias alimentarias en su comunidad.
Todos aprendieron a valorar las diferencias y a cuidar unos de otros con respeto y amor.
Y así fue como Ale descubrió que incluso en los momentos más inesperados, la magia puede abrir caminos hacia un mundo mejor donde todos son aceptados tal como son.
FIN.