La varita mágica de Cassandra
Había una vez en una pradera muy colorida y llena de flores, una niña llamada Cassandra que le encantaba pasear y disfrutar del aire fresco.
Un día soleado, mientras caminaba entre los altos pastizales, vio a una mariposa revoloteando de un lado a otro con cara de preocupación. "- ¡Hola, mariposa! ¿Qué te pasa? Pareces angustiada", dijo Cassandra con curiosidad.
La mariposa se acercó a Cassandra y le contó: "- ¡Ayúdame por favor! Un gato travieso me estaba molestando y no me dejaba volar tranquila. Necesito llegar al otro lado de la pradera para reunirme con mi familia". Cassandra, siempre dispuesta a ayudar a los demás, decidió acompañar a la mariposa en su travesía.
Juntas emprendieron el camino hacia el otro extremo de la pradera, pero en el camino se encontraron con varios obstáculos.
Primero tuvieron que esquivar las ramas bajas de los árboles, luego cruzar un arroyo saltando de piedra en piedra y finalmente sortear un grupo de pájaros juguetones que querían atrapar a la mariposa. A pesar de todo, Cassandra no se rindió y protegió a su nueva amiga con valentía. Al fin llegaron al lugar donde la mariposa se reunió con su familia.
Estaban tan felices y agradecidas que decidieron darle un regalo especial a Cassandra como muestra de gratitud. La líder de las mariposas le entregó una varita mágica. "- Con esta varita podrás hacer realidad tres deseos.
Úsala sabiamente, querida amiga", dijo la líder de las mariposas. Cassandra estaba sorprendida y emocionada por ese regalo inesperado. Agradeció con todo su corazón y prometió usar los deseos con responsabilidad. Entonces pensó detenidamente cuál sería su primer deseo.
Después de darle muchas vueltas en su cabeza, decidió pedir: "- Quiero que todos los animales sean respetados y cuidados por igual en este mundo". De repente, algo mágico comenzó a ocurrir en la pradera.
Los pájaros dejaron de perseguirse unos a otros, los conejos compartieron sus zanahorias sin pelear y hasta el gato travieso que molestaba a la mariposa empezó a comportarse amigablemente.
Cassandra sonrió al ver cómo su deseo se había cumplido gracias al poder mágico de la varita regalada por las bondadosas mariposas. Desde ese día, ella siguió ayudando a todos los seres vivos que lo necesitaban, recordando siempre que cada pequeño gesto puede hacer del mundo un lugar mejor para todos.
Y colorín colorado este cuento ha terminado pero recuerda ¡siempre ayuda a quienes lo necesitan!
FIN.