La varita mágica de Estrella



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, un niño llamado Mateo. Mateo era muy curioso y siempre estaba buscando nuevas aventuras para vivir.

Un día, mientras paseaba por el bosque cercano a su casa, se encontró con una hada madrina llamada Estrella que había perdido su varita mágica. - ¡Hola, soy Mateo! ¿Puedo ayudarte a encontrar tu varita mágica? - dijo el niño con entusiasmo.

- ¡Oh, gracias por ofrecerte a ayudarme! Mi varita es muy importante para mí, sin ella no puedo hacer magia. La perdí cuando intentaba arreglar una situación complicada en el pueblo - respondió Estrella con tristeza.

Mateo decidió ayudar a Estrella a encontrar su varita mágica y juntos comenzaron la búsqueda por todo el bosque. Pasaron horas explorando cada rincón, pero no lograban encontrarla. Hasta que finalmente llegaron a un claro donde vieron a un grupo de duendes jugando y riendo.

- ¡Hola amigos! ¿Han visto una varita mágica por aquí? - preguntó Mateo con esperanza. Los duendes se miraron entre ellos y uno de ellos señaló hacia un árbol cercano donde la varita estaba colgada en una rama alta.

Mateo rápidamente trepó al árbol y logró alcanzar la varita mágica. - ¡Lo logramos! Aquí está tu varita, Estrella - exclamó Mateo emocionado. Estrella tomó su varita entre sus manos y con un destello de luz recuperó sus poderes mágicos.

Luego le concedió a Mateo un deseo como recompensa por haberlo ayudado. - ¿Qué deseas, querido Mateo? - preguntó Estrella sonriente. Mateo pensó por un momento y luego dijo: "Deseo que en Villa Esperanza nunca falte la alegría y la solidaridad entre todos los habitantes".

En ese instante, todo el pueblo comenzó a llenarse de colores brillantes y risas felices se escuchaban en cada rincón.

Desde ese día, Villa Esperanza se convirtió en un lugar donde la magia de la amistad y la colaboración reinaban para siempre. Y Mateo aprendió que con valentía y generosidad se pueden lograr cosas maravillosas en la vida.

FIN.

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