La varita mágica de la bondad



Había una vez en un bosque encantado, Caperucita y su fiel amigo el gato Bigotes se encontraban paseando tranquilamente cuando de repente se toparon con un malvado perro que les bloqueó el camino.

El perro, con ojos brillantes y una sonrisa traviesa, les dijo:- ¡Entreguen esa varita mágica que llevan! Quiero robármela para poder hacerme grande y así poder alcanzar la luna para comérmela.

Caperucita miró al gato Bigotes con preocupación, pero sabía que juntos podrían encontrar una solución a ese problema. Sin dudarlo, comenzaron a correr tan rápido como pudieron mientras el malvado perro los perseguía detrás. - ¡No dejaré que escapen! ¡Esa varita mágica será mía! -gruñía el perro mientras corría tras ellos.

Caperucita y el gato Bigotes no se detuvieron ni un segundo. Corrieron y corrieron hasta llegar a un claro del bosque donde encontraron dos caballos blancos relinchando amablemente.

Sin pensarlo dos veces, montaron en los caballos y continuaron su escape a toda velocidad. El malvado perro no se dio por vencido y también montó en otro caballo para seguir persiguiéndolos. La carrera era intensa, pero Caperucita recordó algo importante: la valentía siempre es más fuerte que el miedo.

- ¡No debemos rendirnos! ¡Podemos lograrlo si confiamos en nosotros mismos! -exclamó Caperucita con determinación. El gato Bigotes asintió con seguridad mientras seguían galopando por el bosque. Finalmente, llegaron a un puente colgante sobre un profundo barranco donde decidieron detenerse.

El malvado perro los alcanzó poco después, mostrando sus afilados dientes y exigiendo la varita mágica una vez más. - ¡Jamás te daremos la varita mágica para tus planes egoístas! -dijo Caperucita con firmeza-.

La magia debe usarse para cosas buenas y nunca para lastimar a otros.

El malvado perro gruñó furioso e intentó arrebatarles la varita por la fuerza, pero en ese momento algo increíble sucedió: la varita brilló intensamente en manos de Caperucita y emitió destellos de luz que rodearon al malvado perro transformándolo en un adorable cachorro juguetón. - ¿Qué... qué ha pasado? -preguntó sorprendido el cachorro ahora inofensivo.

Caperucita sonrió amablemente y explicó:- La verdadera magia está en usar nuestros corazones bondadosos para ayudar a los demás. Ahora puedes ser nuestro amigo y descubrir las maravillas del mundo junto a nosotros.

Desde ese día, Caperucita, el gato Bigotes y el cachorro vivieron muchas aventuras juntos aprendiendo sobre la importancia de la bondad, la valentía y la amistad verdadera. Y cada noche contemplaban juntos la luna llena brillando en lo alto del cielo como símbolo de esperanza y sueños compartidos.

FIN.

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