La Varita Mágica de la Escuela



Había una vez en la Escuela de las Maravillas, un grupo de niños y niñas curiosos y valientes que esperaban a comenzar su aventura en tercero de preescolar. Un día, la directora de la escuela, la hada Magdalena, reunió a todos en el patio y les dijo: 'Bienvenidos, niños y niñas, a la Escuela de las Maravillas, donde todo es posible gracias a la magia y la imaginación. Para ayudarlos en sus estudios, hoy cada uno de ustedes recibirá una varita mágica especial'. Los pequeños ojos se iluminaron de emoción al recibir sus varitas brillantes y coloridas.

- '¿Para qué sirven estas varitas, directora?', preguntó Julieta, una niña curiosa.

- 'Estas varitas mágicas les ayudarán a aprender cosas maravillosas y vivir grandiosas aventuras en la escuela', respondió la hada Magdalena. 'Solo deben agitarlas y desear aprender algo nuevo y sorprendente, y la magia se encargará del resto'.

Los días pasaron, y en cada clase los niños y niñas usaban sus varitas mágicas para aprender de manera divertida y asombrosa. Agitaban las varitas y, de repente, libros voladores aparecían ante ellos, abiertos en las páginas de las lecciones del día. También las usaban para convertir los números en dulces deliciosos, los mapas en paisajes en movimiento y los dibujos en personajes reales que les contaban historias emocionantes.

Un día, durante la clase de ciencias, los niños y niñas agitaron sus varitas y de repente se encontraron flotando en una burbuja transparente, viajando por el océano para ver de cerca a las criaturas marinas. En clase de historia, las varitas crearon un túnel del tiempo que llevó a los pequeños a conocer a personajes importantes del pasado. Y en la clase de arte, las varitas transformaron los pinceles en varitas mágicas, permitiendo a los niños y niñas pintar con colores que cambiaban de tonalidad con solo un toque.

Pero no todo eran clases, también se divertían con sus varitas. Durante el recreo, convertían la cancha en un escenario mágico donde bailaban con personajes fantásticos, y en la hora del almuerzo, las varitas llenaban las mesas con deliciosos banquetes dignos de un reino encantado.

Gracias a las varitas mágicas, la Escuela de las Maravillas se convirtió en un lugar donde aprender era sinónimo de diversión y aventura. Los niños y niñas siempre recordarían esos días llenos de magia, amistad y aprendizaje en un mundo donde todo era posible.

FIN.

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