La varita perdida


Había una vez un pequeño ratón llamado Mercho que vivía en una tranquila cueva en el bosque. Era muy curioso y siempre estaba buscando nuevas aventuras para entretenerse.

Un día, mientras exploraba por el bosque, encontró un extraño objeto brillante escondido entre los arbustos. Mercho se acercó con cautela y descubrió que era una antigua varita mágica. Sin pensarlo dos veces, decidió tomarla y llevarla a su hogar en la cueva.

Pero lo que no sabía Mercho era que esa varita tenía poderes especiales y podía conceder deseos. Esa noche, cuando todos los demás animales estaban durmiendo, Mercho decidió probar la varita mágica.

Se sentó en su cómoda cama de hojas secas y comenzó a hacer movimientos con la varita mientras cerraba los ojos y pensaba en algo maravilloso. De repente, ocurrió algo increíble.

La habitación de Mercho se iluminó con destellos de colores brillantes y empezaron a aparecer juguetes por todas partes: pelotas saltarinas, coches de carreras e incluso una montaña rusa en miniatura. Mercho estaba asombrado y emocionado por esta maravillosa sorpresa. Comenzó a jugar con todos sus nuevos juguetes sin parar durante horas.

Pero entonces recordó algo importante: había olvidado devolverle la varita mágica al dueño original. Lleno de remordimiento por su descuido, Mercho decidió buscar al propietario de la varita mágica para poder regresarla cuanto antes.

Salió corriendo de su cueva y se adentró en el bosque, preguntando a todos los animales si habían perdido una varita mágica. Después de buscar y buscar, Mercho encontró a un viejo búho sabio que le dijo que la varita pertenecía a una hada amable llamada Estrellita.

El búho le explicó que la varita tenía el poder de hacer realidad los sueños y deseos de las personas. Mercho se sintió aliviado al saber quién era la dueña de la varita y decidió ir a devolvérsela lo más rápido posible.

Siguiendo las indicaciones del búho sabio, llegó hasta el rincón mágico donde vivía Estrellita. Al encontrarse con ella, Mercho le explicó todo lo que había pasado y cómo había usado accidentalmente su varita mágica.

Estrellita escuchaba atentamente y luego sonrió bondadosamente. "No te preocupes, pequeño ratón", dijo Estrellita. "Entiendo que fue un accidente y aprecio tu sinceridad al querer devolverme mi vara mágica". Mercho suspiró aliviado y entregó la varita a Estrellita.

Pero antes de irse, ella tenía algo importante para decirle. "Mercho, has demostrado ser valiente y honesto en esta situación. Eso es algo muy especial", dijo Estrellita mientras sostenía su mano con cariño.

"Recuerda siempre ser fiel a ti mismo y ayudar a los demás cuando puedas". Mercho asintió emocionado por estas palabras tan sabias. Agradeció a Estrellita y se despidió, regresando a su cueva con el corazón lleno de gratitud y sabiduría.

Desde ese día en adelante, Mercho siguió siendo un ratón aventurero pero también aprendió a valorar la sinceridad y la amabilidad hacia los demás.

Siempre recordaría lo que Estrellita le había enseñado: que ser fiel a uno mismo y ayudar a los demás era lo más importante en la vida. Y así, Mercho vivió muchas más aventuras emocionantes pero siempre manteniendo en su corazón las valiosas enseñanzas de Estrellita. Fin.

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